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La derivación percutánea portosistémica percutánea o TIPS por sus siglas en inglés, es uno de los tratamientos dentro del arsenal terapéutico para el manejo de las complicaciones de la hipertensión portal. Mediante la creación de una derivación artificial entre la vena porta y una de las venas suprahepáticas, se consigue una reducción rápida de la presión portal y se redirige la mayoría del flujo de sangre procedente de los vasos sanguíneos esplácnicos directamente hacia las cavidades derechas del corazón. Las indicaciones de la TIPS son cada vez más amplias y se ven influidas por el estado general y el pronóstico del paciente. En general, las complicaciones de la hipertensión portal refractarias al tratamiento médico o de difícil control, pese al mismo, como la ascitis refractaria, la hemorragia varicosa recurrente o el hidrotórax hepático son potenciales indicaciones de TIPS. Los avances técnicos han hecho que cada vez se contemplen menos contraindicaciones para esta técnica. En algunos pacientes con trombosis portal compleja, la técnica puede no ser posible, o que para que se complete con éxito requiera la realización de procedimientos de recanalización portal avanzados solo disponibles en centros de referencia. Otras contraindicaciones relativas son la insuficiencia cardíaca congestiva, la hipertensión portopulmonar o la presencia de una infección sistémica activa.

La ascitis es la complicación más frecuente de la cirrosis hepática, y su aparición muchas veces supone el primer evento clínico de la hipertensión portal (HTP). En su patogenia subyace un progresivo aumento de dicha HTP que condiciona la vasodilatación esplácnica, la caída de las resistencias vasculares y la activación de sistemas compensadores que provocan la retención de sodio y agua por parte del riñón y el inicio de la ascitis. En el caso de que estas alteraciones hemodinámicas se perpetúen y/o que la HTP siga aumentando, se desarrollará el síndrome hepatorrenal como consecuencia de la hipoperfusión renal. La transición entre una cirrosis hepática compensada o descompensada es crucial en términos de supervivencia y supone la entrada en una fase final de la hepatopatía, por ello, ante esta situación, los pacientes deben ser evaluados para actuaciones que cambien la historia natural de la enfermedad, lo cual únicamente se ha demostrado hasta la fecha con el trasplante hepático y la derivación portosistémica transyugular intrahepática, siendo los tratamientos de elección. El empleo de diuréticos y otros tratamientos persiguen un control sintomático de la situación, pero no aumentarán la supervivencia de estos pacientes.

El desarrollo de hipertensión portal va ligado a la evolución natural de la enfermedad hepática crónica, marcando el pronóstico de la misma. Cuando el gradiente de presión venosa hepática excede los 10mm Hg se considera hipertensión portal clínicamente significativa, hecho que marca la transición entre el estadio de cirrosis compensada y el de cirrosis descompensada, pues identifica una población con un alto riesgo de sufrir la primera descompensación (ascitis, hidrotórax hepático, encefalopatía hepática o hemorragia varicosa aguda). Gracias al desarrollo de métodos de diagnóstico no invasivo, como la elastografía, actualmente es más sencillo identificar a estos pacientes, lo que permite un tratamiento dirigido de forma individualizada. En este escenario, los bloqueadores beta-adrenérgicos no cardioselectivos cobran cada vez más importancia, ya que permiten la prevención tanto de la hemorragia como de otras complicaciones de la hipertensión portal.

Abstract: Papillary endothelial hyperplasia first described by Masson as vegetant intravascular hemangioendothelioma, is a reactive endothelial proliferation that, in many respects, mimics an angiosarcoma. Such lesions are most commonly located within veins of the head, neck and fingers, and must be included in differential diagnosis of vascular lesions. The clinicopathologic features of an unusual hand case are reported because of the origin of such a lesion from the first common volar digital artery. Surgical excision was followed by end-to-end vascular reconstruction, adequate blood flow was confirmed by a second angiographic study three months later.