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Hoy nuestro contexto cultural, social y eclesial se encuentra necesitado de una reflexión profunda y seria acerca del lenguaje teológico. Es una preocupación pastoral para la verdadera comprensión de los oyentes del mensaje evangélico. El lenguaje teólogico está unido al proceso de inculturación de la fe en el tiempo y en el espacio en las distintas etapas de la historia. Es importante alertar del peligro de caer en la "traición semántica" comprendida como el giro inesperado que experimentan los conceptos teológicos tradicionales cuando son utilizados en un horizonte de comprensión distinto al contexto cultural en el que nacieron, porque ya tienen en ese nuevo horizonte una acepción distinta de la que etimológicamente les pertenece. Es vital la búsqueda de un nuevo lenguaje teológico que haga justicia a la experiencia religiosa actual en el marco de la modernidad.

La teología más fecunda del siglo XX ha sido aquella que ha sabido realizar la interacción mutua entre filosofía y teología. Entre sus mayores exponentes, Rahner, nos presenta su teología en diálogo con los tres grandes filósofos de la modernidad: Kant, Heidegger y Hegel. Se ha juzgado erróneamente que su teología fuera un barniz de sus reflexiones filosóficas. Analizando sus obras se puede confirmar que la teología de Rahner es la reflexión teológica, cuyo fundamento y objetivo último es la revelación, la sagrada escritura, la tradición y el magisterio eclesial. La filosofía le aporta un lenguaje conceptual que le sirve para dar a su teología honestidad científica.

Como complemento a la contribución de Marta García Fernández sobre «la sacramentalidad de la Palabra», el presente artículo propone ahondar en esta relación fecunda que existe entre palabra y sacramento, pero ahora desde la perspectiva del sacramento. Primero, comentando textos fundamentales de san Agustín y de Karl Rahner, se presenta la intuición fructífera del sacramento como palabra, como la palabra por excelencia. Segundo, se investiga el papel de la palabra en el sacramento como forma sacramenti y condensado de la fe. Finalmente, se propone la sacramentalidad del silencio litúrgico como caja de resonancia para la Palabra.

La relación del cuerpo con el alma ha sido un tema de estudio, tanto en teología, como en diversas ramas de la ciencia. A lo largo de la historia se han ido adoptando diferentes posiciones. Este artículo pretende desglosar algunas de estas aproximaciones, además de aportar la visión que actualmente sostiene la Iglesia. El alma y el cuerpo se encuentran unidos. La idea de un posible estado intermedio en el que se encontraría el alma tras la muerte del cuerpo, quedaría enfrentada a la dogmática. La inmortalidad del alma habría de ser entendida como la condición de posibilidad de la resurrección.

El artículo profundiza en la teología de Rahner y en la de Alfaro en relación a la doctrina de la gracia. Para ello, analiza al inicio la posición de Rahner, quien introduce la categoría de causalidad cuasi-formal junto con la Gracia Increada. Por su parte, al desarrollar la teología de Alfaro, puede apreciarse que no es necesaria una entidad intermedia entre la autodonación del Padre, en el Hijo y por medio del Espíritu Santo. El hombre que lo recibe, responde de igual manera con la ayuda del Espíritu Santo.

El problema de la relación naturaleza-gracia se analiza desde dos importantes teólogos: Rahner y Juan Alfaro. Ambos siguen una línea similar, sin embargo, hay coincidencias y discrepancias que el autor trata de poner de relieve. Desde esta perspectiva profundiza el desarrollo del presente artículo.

La presente nota analiza y comenta la edición alemana del Concilio Vaticano II llevada a cabo por K. Rahner y H. Vorgrimler.