La ley de fundación del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC) de 1959, estableció que la historia cubana sería uno de los principales temas del cine de la isla. Sin embargo, solo a partir de 1968, con motivo del centenario de la Guerra de los diez años (1868 – 1878), se privilegió la producción de un cine histórico que abordó el proceso de independencia. Este ciclo formó parte de la política cultural desarrollada durante la llamada “Ofensiva revolucionaria”, que se caracterizó por un mayor control de la libertad creativa de los artistas nacionales. En este artículo, propongo un análisis de los largometrajes Lucía (Humberto Solás, 1968) y La primera carga al machete (Manuel Octavio Gómez, 1969), a través del cual estudiaré cómo el ICAIC asoció las guerras de independencia con la revolución cubana, dentro de un ciclo conocido como los “Cien años de lucha” por la liberación. En dicho ciclo el régimen castrista fue visto como una culminación del proceso de independencia.