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Latinoamérica ha cambiado mucho. ¿Qué avances ha habido en estos últimos diez años de cambios estructurales? Mientras en España, y en Europa en general, hemos vivido una crisis duradera y absorbente, aquella región ha visto evolucionar sus modelos económicos, ha visto asentar procesos políticos y formas democráticas y, por útlimo, ha iniciado cambios culturales en el contexto de un mundo cada vez más global y globalizado y en un tiempo de transformaciones y crisis del sistema internacional. Ante el desinterés de los EE. UU. y el fracaso de la política exterior española, se ha llegado a hablar de Latinoamérica como uno de los protagonistas del “ascenso del sur”. En esta hora queremos hacer balance del proceso y de sus resultados. Nuestra revista propone una interpretación global y comprometida: América latina no ha sido capaz de capitalizar, ni en lo económico ni en lo político, esta época extraordinaria y finalmente también le ha afectado la crisis internacional –de la que nos preguntaremos cuáles han sido sus efectos en aquel continente– que a nosotros, España, a Europa y a Estados Unidos llegó a partir de 2007. En esta evaluación no queremos ignorar los logros reales alcanzados, en escenarios complejos y territorialmente diferentes. En el escenario político, una vez asentada sin discusión la democracia, aunque ésta sufra crisis y cuestionamientos, precisamente en algunos países del subcontinente latinoamericano, nos interesa analizar los cambios propiciados por los gobiernos de izquierda; por otro lado, los cambios económicos, dentro del su contexto internacional, forman también parte de nuestro análisis, así como el fracaso de las políticas de ajuste estructural, la también fracasada reducción de las desigualdades y la pendiente consolidación de los programas de redistribución de renta. Otras cuestiones importantes a las que no hemos podido prestar atención, como la violencia, la inseguridad y el coste medioambiental de las políticas económicas, conforman también el marco de ese nuevo modelo, así como la fragmentación política de Latinoamérica y la consolidación de algunos bloques en el contexto en que se formula, acertada o confusamente, el nuevo “regionalismo” latinoamericano: las posibilidades y los límites de un modelo latinoamericano de desarrollo, tanto en su base económica, como en la construcción de modelos democráticos alternativos (de los que proponemos tres esbozos). La democracia, en América latina, más allá de los discursos críticos, sigue siendo una realidad incompleta y vulnerable, con un débil sistema de partidos, en la que la confrontación entre el Estado y el mercado sigue estando muy viva: tras años de crecimiento económico no parece haberse consolidado una clase media amplia, sostén necesario y casi obligado de todo asentamiento democrático. El editorial sugiere, como apertura final, la oportunidad, y aún la necesidad, de repensar América latina ya no como realidad homogénea, para adentrarnos en análisis subregionales que haga más justicia a una realidad plural. Para ampliar este debate deberíamos incluir también la cuestión de la identidad de América latina desde la actual perspectiva de–colonial o del discurso post–colonial, así como la relación entre diversidad, indigenismo y mestizaje. La pregunta que subyace a nuestra reflexión gira en torno a la capacidad de Latinoamérica para construir un modelo propio de desarrollo. Las expectativas de hace diez años no parecen haberse confirmado. Sigue habiendo cuestiones sin respuesta: ¿han mejorado los fundamentos de sus relaciones con otros socios clave?, ¿qué ocurrió con el proyecto de un banco de desarrollo para los países emergentes (los conocidos como “BRICS”)? En resumen, para América latina la cuestión central hoy sigue siendo el regionalismo abierto como modelo de desarrollo para los próximos años.

El mundo está viviendo en 2004 procesos electorales en decenas de países. Coinciden las elecciones de Andalucía y las Generales al Parlamento español, con las que a lo largo de estos meses se celebran, por ejemplo, al Parlamento Europeo, Rusia, Sudáfrica, la India o los mismos Estados Unidos. Y aunque vivimos en una especie de campaña electoral perenne, marcada más por las estrategias de marketing que por el debate de ideas, no dejará de ser interesante ver los temas en los que centran sus argumentos y propuestas quienes aspiran a gobernarnos.

Recensión de la obra de: GEORGE, S. (2001), Informe Lugano, Barcelona, Icaria editorial e INTERMÓN OXFAM, 255 págs.

Para bien y para mal, los países del Este de Asia «están de moda». A pesar de la crisis financiera de finales del 97, o quizás más precisamente por ella, sigue resultando de interés profundizar en algunos elementos fundamentales de la economía de esos países. Este trabajo intenta analizar hasta qué punto la lucha contra la pobreza ha formado parte del modelo «asiático» de desarrollo, en contraposición a lo ocurrido en América Latina. El autor procura evitar los dos extremos, la exaltación y la demonización, entre los que han oscilado de forma quizás excesivamente pendular muchos juicios de economistas e instituciones sobre estos países llamados emergentes.