Las Kürzestgeschichten constan en la literatura alemana desde hace muchas décadas, procediendo de géneros muy difundidos, sea en la literatura alta sea en la popular (anécdota, Kalendergeschichte). A comienzos del s. XX su forma se va caracterizando en el sentido de la expresión de una postura o protesta política. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, muchos autores de microrrelatos se alejan en sus textos del realismo que se consideraba necesario para encarar la reconstrucción, desarrollando un estilo más subjetivo que se acerca a ciertos rasgos de la literatura expresionista. Un estilo de carácter más psicológico, tanto en el empleo del punto de vista como en los asuntos y temas. Entre los autores más interesantes de los años Sesenta y Setenta, Günter Kunert, Helmut Heissebüttel, Wolfdietrich Schnurre, Günter Bruno Fuchs. Peter Bichsel, Ror Wolf, Adelheid Duvanel, Urs Widmer son algunos de los mejores autores que privilegian este género para expresar el disagio y la ironía de la condición humana. El carácter más libre y la posibilidad de experimentar hacen del microrrelato un género adecuado a la deconstrucción de categorías y esquemas socioculturales, por lo que se puede definir como el género del compromiso por excelencia. Su tendencia a desconcertar y a no confortar el lector se vuelve un mensaje poderoso contra la homologación y la falta de conciencia.