[spa] El término de Patología Dual (PD) hace referencia a la coexistencia o concurrencia de, al menos, un Trastorno por Uso de Sustancias (TUS) y un Trastorno Mental (TM) en una misma persona. Si bien existe una amplia variedad de combinaciones posibles dada la naturaleza heterogénea de esta condición, en este trabajo se ha considerado la comorbilidad de los TM severos esquizofrenia, trastorno bipolar y depresión mayor. La relevancia de la PD se relaciona con su etiología y expresión fenotípica compleja en la que intervienen múltiples factores de riesgo y de protección junto a su elevada prevalencia, gravedad clínica y psicosocial, difícil manejo terapéutico y peor pronóstico funcional. La evidencia científica y la práctica clínica demuestran que en pacientes duales existen variaciones neurocognitivas y de ritmicidad circadiana asociadas al tipo de TM comórbido que derivan en implicaciones clínicas y funcionales de diferente impacto. El objetivo de la presente tesis doctoral consistió en explorar tales diferencias y la interrelación con otras variables sociodemográficas y clínicas atendiendo al tipo de diagnóstico psiquiátrico comórbido. Con ello se pretende contribuir al conocimiento de un perfil cognitivo y circadiano diferencial en pacientes duales que pueda trasladarse al desarrollo de posibles intervenciones preventivas y de estrategias terapéuticas más dirigidas a sus necesidades individuales y recuperación. La investigación abarcó tres áreas de estudio. En la primera se analizaron las variables sociodemográficas y clínicas de los tres grupos de pacientes duales en tratamiento, permitiendo definir y precisar características asociadas al diagnóstico psiquiátrico y su riesgo o influencia en el inicio y desarrollo del trastorno comórbido. La segunda consistió en la evaluación del rendimiento neurocognitivo, el análisis del efecto que la inteligencia premórbida tiene en el mismo y la interrelación de ambos con variables clínicas. Las alteraciones cognitivas se consideran endofenotipos de algunos TM y, en los últimos años, diferencias individuales en la actividad cerebral y un buen funcionamiento premórbido se han relacionado con el mejor rendimiento cognitivo y funcional. Por último, se exploraron las diferencias en la expresión rítmica circadiana ─temperatura corporal periférica (TCP), horarios de sueño-vigilia y tipología circadiana─ incluyendo la comparación con un grupo de controles sanos (CS) y la influencia del tipo de tratamiento ambulatorio o residencial (mayoritariamente en comunidad terapéutica). Se ha señalado que las alteraciones rítmicas circadianas, tanto en pacientes TUS como en algunos TM, podrían ser una característica clínica significativa que afecta la aparición y el curso del trastorno comórbido. Los datos en pacientes duales, aunque muy escasos, apuntan la existencia de recuperación rítmica asociada al tiempo de abstinencia y al tipo de tratamiento. Se evaluó un total de 114 participantes varones de edades comprendidas entre 20 y 50 años. Todos ellos con diagnóstico de PD en tratamiento ambulatorio o residencial (mayoritariamente en comunidad terapéutica). Los participantes fueron divididos en tres grupos atendiendo al diagnóstico psiquiátrico comórbido de esquizofrenia (SZ+=38), bipolar (BP+=37) o depresión mayor (DM+=39). Fueron criterios de inclusión al estudio la vinculación regular al tratamiento y estabilidad clínica, remisión inicial del TUS (no inducido) y abstinencia mínima de tres meses y hasta un año. Los resultados indicaron que los pacientes con SZ+ presentaron indicadores de mayor riesgo para el inicio y mantenimiento del trastorno comórbido así como de mayor gravedad social y clínica, como inactividad laboral por discapacidad/incapacidad, nivel más bajo de estudios, una edad de inicio tanto del TM como del TUS más temprana, más antecedentes familiares de consumo, uso simultáneo de más sustancias y más consumo de nicotina. A diferencia de éstos, los pacientes con DM+ mostraron una edad media superior, mayor probabilidad de estar separado/divorciado y de tener hijos, desempleo por paro o baja laboral, edad de inicio del TM más tardía, pauta más reducida de fármacos y menor consumo de nicotina. Además, la mitad de ellos se encontraba realizando tratamiento intensivo en comunidad terapéutica. Los BP+ se situaron en una posición intermedia en la mayoría de variables, si bien presentaron más años de estudios y menor dependencia de la adicción. Respecto al rendimiento cognitivo, el funcionamiento premórbido estuvo conservado en los tres grupos, así como las habilidades visuoconstructivas y espaciales, y el span atencional. El aprendizaje y memoria verbal estuvieron afectados en SZ+ y relativamente conservados en DM+ y BP+, exceptuando la evocación inmediata. Destacó un buen procesamiento de la información en DM+, con algunas dificultades en SZ+ y BP+. El funcionamiento ejecutivo de los tres grupos fue adecuado excepto en la tarea TMT, donde SZ+ y BP+ mostraron déficits en la inhibición cognitiva de secuencias automáticas y flexibilidad mental. La inteligencia premórbida influyó en casi todos los dominios cognitivos evaluados y, en menor medida, también la edad de los pacientes, la duración de la abstinencia, la estabilidad clínica y la edad de inicio tanto del TUS como del TM. En cuanto a la expresión rítmica circadiana, los pacientes SZ+, seguidos de BP+, mostraron una acrofase más tardía y un mínimo y mesor más elevados que DM+ y CS. Los pacientes DM+ presentaron mayor amplitud y estabilidad del ritmo respecto a los otros grupos de pacientes y a CS. Además, DM+ fueron predominantemente matutinos, dormían menos horas al día y se levantaban más temprano. Todos los grupos diagnóstico aportaron una menor fragmentación del ritmo comparados con CS. El índice de circadianidad fue menor en SZ+ y DM+ que el observado en CS y según el rango normativo. Por otra parte, respecto a los pacientes residenciales, aquellos ambulatorios presentaron un valor mínimo, mesor y L10 más elevado, una acrofase más tardía y un retraso de la hora central del periodo de vigilia. También refirieron mayor duración de sueño diario, horas más tardías de levantarse y acostarse así como una tipología intermedia. Junto al tipo de tratamiento las variables de edad, abstinencia y consumo de nicotina fueron factores indicativos de afectación o recuperación rítmica. Tales hallazgos apuntan la importancia de la preservación o recuperación cognitiva y circadiana en la funcionalidad de los pacientes duales, siendo indicadores la inteligencia premórbida y el tratamiento residencial respectivamente. Entre las implicaciones preventivas y clínicas que se derivan destaca el incluir en primeros episodios y a edades más avanzadas evaluaciones neuropsicológicas y del CI premórbido e incorporar intervenciones para enriquecer la reserva cognitiva en caso necesario. Así mismo, evaluar el estado rítmico circadiano antes y a lo largo del tratamiento, incorporando estrategias cronoterapéuticas en los pacientes ambulatorios. En conclusión, la consideración de las alteraciones neurocognitivas y circadianas y el impacto en ellas del TM comórbido contribuirá a la detección de posibles marcadores de vulnerabilidad y pueden ser predictores de pronóstico y adherencia al tratamiento junto al establecimiento de objetivos y estrategias de tratamiento más precisas orientadas a la prevención o rehabilitación así como a mantener cambios de comportamiento y hábitos saludables a medio y largo plazo para la evitación de recaídas., [eng] The term Dual Pathology (DP) refers to the coexistence or concurrence of at least one Substance Use Disorder (SUD) and a Mental Disorder (MD) in the same person. Although there is a wide variety of possible combinations given the heterogeneous nature of this condition, this work has considered the comorbidity of three very prevalent severe MDs in DP (schizophrenia, bipolar disorder and major depression). The relevance of DP seems to be related to its etiology and complex phenotypic expression in which multiple risk and protection factors are involved. Added to this is the high prevalence, clinical and psychosocial severity, difficult therapeutic management and worse overall functional prognosis. Today, the correct detection, diagnosis and therapeutic intervention in DP is a difficult task and a pending challenge among professionals and researchers in the fields of mental health and addictions. Scientific evidence and clinical practice show that in dual patients there are cognitive and circadian rhythmic variations associated with the type of comorbid MD, which may result in clinical and functional implications of different impact. Therefore, the objective of the present doctoral thesis was to explore such differences and the interrelation with other sociodemographic and clinical variables based on the type of comorbid psychiatric diagnosis. Our purpose is to try to contribute to the knowledge of a differential profile in dual patients according to the comorbid pathology that could be transferred to the development of possible preventive interventions and therapeutic strategies especially directed to their individual needs. This research covered three areas of study. First, the sociodemographic and clinical variables of the three groups of dual patients under treatment were analyzed, allowing to define and specify characteristics associated with the psychiatric diagnosis and their risk or influence on the onset and development of the comorbid disorder. Secondly, was the evaluation of neurocognitive performance, the analysis of the effect that premorbid intelligence has on it and the interrelation of both with clinical variables. Cognitive alterations are considered as endophenotypes of some MD and, in recent years, individual differences in brain activity and good premorbid functioning have been linked to a better cognitive and functional performance. Finally, differences in circadian rhythmic expression - peripheral body temperature (PBT), sleep-wake time and circadian typology- were explored, including a comparison with a group of healthy controls (HC) and the influence of the type of outpatient treatment or residential (mostly in therapeutic community). The evidence indicates the existence of circadian rhythmic alterations in both SUD and in some MD, suggesting that these alterations could be a significant clinical feature that affects the onset and course of comorbid disorder. Data in dual patients, although scarce, suggest the existence of rhythmic recovery associated with withdrawal time and the type of treatment. A total of 114 male participants aged 20 to 50 years were evaluated, all of them with diagnosis of DP in outpatient or residential treatment (most in the therapeutic community). The participants were divided into three groups based on the comorbid psychiatric diagnosis of schizophrenia (SZ+=38), bipolar disorder (BP+=37) or major depression (MD+=39). Inclusion criteria to the study were regular treatment adherence and clinical stability, initial remission of SUD (not induced), and minimum abstinence period of three months and up to one year. The results indicated that patients with SZ+ presented indicators of a greater risk for the onset and maintenance of the comorbid disorder as well as greater social and clinical severity, such as inactivity due to disability, lower level of studies, and an earlier age of onset for both MD and SUD, more family history of substance use, simultaneous use of more substances, and more nicotine consumption. In contrast to these, patients with MD+ exhibited an older average age, greater probability of being separated/divorced and having children, unemployment due to work stoppage or work leave, age of onset of the latest MD, reduced pattern of drugs, and lower consumption of nicotine. In addition, half of them were undergoing an intensive treatment in a therapeutic community. The BP+ patients were placed in an intermediate position in the majority of the variables, although the group highlighted a higher level of education and a lower severity of addiction. Regarding the cognitive performance, premorbid functioning was conserved in the three groups, as well as visoconstructive and spatial skills, and attention span. Learning and verbal memory were affected in SZ+ and relatively conserved in MD+ and BP+, except for immediate memory. Thus, we observed a good processing of information for MD+, and some difficulties for SZ+ and BP+. The executive functioning of the three groups was adequate except in the TMT task, in which SZ+ and BP+ showed deficits in the cognitive inhibition of automatic sequences and mental flexibility. Moreover, premorbid intelligence influenced almost all cognitive domains evaluated and, to a lesser extent also the age of the patients, the abstinence period, clinical stability, and the age of onset for both SUD and MD+. Regarding the circadian rhythmic expression, the SZ+ patients, followed by BP+, showed a late acrophase and a higher mesor than MD+ and HC. The MD+ patients presented greater amplitude and stability of the rhythm compared with the other groups of patients and HC. In addition, patients MD+ were predominantly within a morning typology, slept less hours a day and got up earlier. All the diagnostics groups exhibited less fragmentation of the rhythm compared to HC. The circadianity index was lower in SZ+ and MD+ than that observed for HC, and according to the normative range. On the other hand, regarding residential patients, those outpatients had a higher minimum, mesor and L10 value, a late acrophase and a delay in the central time of the waking period. They also reported a longer duration of daily sleep, later hours of getting up and going to bed, as well as an intermediate typology. Together with the type of treatment, age, abstinence period and nicotine consumption were indicative factors of rhythmic involvement or recovery. Our findings point out the importance of the cognitive preservation and circadian recovery in the functionality of dual patients; being indicators of these aspects the premorbid intelligence and the residential treatment, respectively. Among the preventive and clinical implications that arise from such findings, it is worth mentioning the inclusion of neuropsychological and premorbid IC assessment in early episodes and at older ages, also incorporating interventions to enrich the cognitive reserve if necessary. Likewise, other clinical implications from our observations are to evaluate the circadian rhythmic state before and throughout the SUD treatment, incorporating chronotherapeutic strategies for outpatients. In conclusion, the consideration of neurocognitive and circadian alterations and the posible impact on them of comorbid MD will contribute to the detection of possible markers of vulnerability and can be predictors of prognosis and adherence to treatment together with the establishment of more precise goals and strategies; oriented to prevention or rehabilitation as well as to maintaining changes in behavior and healthy habits in the medium and long term to avoid relapses.