Objetivo: Conocer la situación real de las unidades de dolor (UD) de los hospitales de todas las comunidades autónomas, Ceuta y Melilla, con relación a su personal, instalaciones y labor asistencial realizada en el año 2006. Material y métodos: Se trata de un estudio observacional y transversal, mediante la entrega y recogida en mano de una encuesta al jefe/coordinador de las UD. Las encuestas constan de 3 apartados de preguntas. En el primero se solicitaban datos acerca del personal que trabaja en las unidades y su dedicación; el segundo está en relación con las instalaciones de que disponen, y el tercero preguntaba sobre la labor asistencial realizada en el año 2006. Dos preguntas finales hacen referencia a la realización o no de sesiones clínicas en las unidades y al tiempo de espera para ser visitados. Resultados: De las encuestas enviadas se ha recibido contestación de 95 hospitales. Disponen de UD 94 y 1 no. En las UD trabajaban 356 médicos, de los cuales la gran mayoría son anestesiólogos, seguidos a mucha distancia por neurocirujanos y médicos de familia. La dedicación es mayoritariamente a tiempo parcial. Poca presencia de psicólogos clínicos, y con muy escasa dedicación y aceptable de diplomados universitarios de enfermería, auxiliares de clínica y personal de secretaría. En cuanto a las instalaciones disponibles, los resultados son desalentadores. La gran mayoría no dispone de espacio propio, utilizando consultas y quirófanos generales del hospital, y un porcentaje no desdeñable no tiene disponibilidad de ningún tipo de quirófano. La labor asistencial, a pesar de todos estos inconvenientes, ha sido importante en cuanto al número de visitas, tanto primeras como sucesivas. Conclusiones: A pesar de todas las deficiencias y dificultades las UD desarrollan una importante labor asistencial, y, en bastantes casos, de docencia e investigación. Es necesaria, por parte de las autoridades sanitarias, nacionales y autonómicas, la realización de un censo de lo que hay para, a partir de ahí, dotar a todos los hospitales del país de UD de categoría y nivel de acuerdo al del hospital. Es imprescindible la creación de UD de nivel IV en los hospitales de mayor nivel asistencial y regionales, así como la formación en dolor de algunos médicos de asistencia primaria, para que todos coordinados presten la mejor atención a los pacientes. Igualmente, es deseable una mejor relación con las unidades de cuidados paliativos, ya que un porcentaje no despreciable de pacientes oncológicos puede beneficiarse de dicha colaboración. Es urgente y deseable la puesta en marcha del, tantas veces prometido por el Ministerio de Sanidad, Plan Nacional Integral del Tratamiento del Dolor, como se ha realizado con otras patologías también prevalentes. Objective: To determine the real situation of pain units in the hospitals of all the autonomous regions of Spain, Ceuta and Melilla, concerning their staffing, facilities, and the clinical work carried out in 2006. Material and methods: We performed an observational cross-sectional study through hand delivery and collection of a questionnaire to the heads or coordinators of pain units. The questionnaires consisted of three sections. The first contained items on the staff working in the units and their hours of work. The second set of items concerned the facilities available and the third concerned the clinical work performed in 2006. Two final items were related to whether the units held clinical sessions or not and the waiting time for consultations. Results: Completed questionnaires were received by 95 hospitals. Of these, 94 had a pain unit, while one did not. There were 356 physicians working in pain units: most were anesthesiologists, followed by a much smaller number of neurosurgeons and family physicians. Most staff worked part-time in the units. There were few clinical psychologists, working very few hours. Staffing levels for nurses, auxiliaries and secretaries were acceptable. The results on the available facilities were discouraging. Most units lacked spaces of their own and used the hospital's general consulting rooms and operating rooms. A not inconsiderable percentage was unable to use any operating room. Despite these limitations, substantial clinical work was performed in terms of the number of both first and follow-up consultations. Conclusions: Despite the difficulties and lack of resources encountered, pain units perform considerable clinical work and a fair number also carry out teaching and research. National and regional health authorities should take a census, which should then be used to provide all the hospitals in the country with a pain unit suitable to each type of hospital. Level IV pain units should be created in level I and regional hospitals. Some family physicians should receive training in pain in order to improve coordination and provide optimal patient care. Equally, closer links with palliative care units are also desirable, since a not inconsiderable percentage of cancer patients could benefit from such a collaboration. The Comprehensive National Plan for the Treatment of Pain, much heralded by the Ministry of Health, should urgently be implemented, as has occurred with other prevalent disorders.