Romero Selas, E., Mugnier, C., Piechaud, P.T., Gaston, R., Hoepffner, J.-L., Hanna, S., and Cusomano, S.
Objetivo: La patología del suelo pélvico, incluyendo la incontinencia urinaria, la incontinencia anal y el prolapso genital, es muy prevalente, afectando aproximadamente a un tercio de las mujeres adultas. Es fundamental que esta musculatura mantenga una buena función, ya que la debilidad del suelo pélvico es causa de incontinencia urinaria de esfuerzo, cisto y rectocele, prolapsos genitales y disfunciones sexuales. Dicha patología, puede corregirse mediante promontofijación laparoscópica, que puede llevarse a cabo a pesar de antecedentes de cirugía pélvica e incluso si existe ya colocación de material protésico previo. En este artículo describimos dicha intervención. Material y métodos: La preparación operatoria está estandarizada, y se acompaña de una profilaxis antibiótica y antitrombótica, y en caso de antecedentes quirúrgicos pélvicos, de una preparación intestinal. La instalación del paciente debe ser en Trendelemburg de 30º. Después de la introducción de los trócares, el primer paso de la cirugía es la disección de la cara anterior del promontorio mediante la incisión del peritoneo posterior con el paciente bien colocado en posición de Trendelemburg para rechazar las asas intestinales y el mesocolon. A continuación, se realiza la disección interrecto-vaginal y sobretodo, la liberación de la vagina en su cara posterior para emplazar correctamente la malla posterior previamente recortada en arco. Tras la disección intervesico vaginal, la prótesis anterior, del mismo material y previamente recortada, se fija sobre la cara anterior de la vagina. El fin de la intervención comprende una reperitoneización cuidadosa de todos los elementos protésicos. Las complicaciones vasculares y viscerales intraabdominales son excepcionales. Resultados y conclusiones: La técnica permite la corrección de la disfunción del suelo pélvico, junto con la incontinencia con buenos resultados anatómicos y funcionales. En el postoperatorio, las oclusiones intestinales son la mayor complicación, pero son raras. La aparición de un síndrome inflamatorio y dolor lumbar bajo sugiere espodilodiscitis y debe realizarse una RM. La erosión vaginal de la prótesis (1,6 a 10% según las series), puede aparecer algunos meses después, pero parece relativamente independiente del material protésico utilizado. Objectives: The pathology of the pelvic flool, including the urinary incontinence, the anal incontinence and the genital prolapse, is very dominant, concerning approximately a third of the adult women. It is fundamental that this musculature supports a good function, because of the weakness of the pelvic floor produces urinary incontinence, cysto and rectocele, genital prolapses and sexual dysfunctions. The above mentioned pathology can be corrected by laparoscopic promontofixation, whatever the previous history of pelvic surgery, including the placing of prosthetic material. In this article we describe the above mentioned intervention. Material and methods: Preoperative care is standardized and is accompanied by antibiotic prophylaxis, preventive antithrombotic treatment and in the event of a history of pelvic surgery, a digestive preparation. Positioning of the patient must plan a 30º Trendelenbourg position. After the introduction the trocars, initial surgery comprises anterior dissection of promontory after incision of the posterior peritoneum with the patient placed beforehand in a Trendelembourg position. After that, we make interrectovaginal dissection to free the whole posterior surface of the vagina. This is followed by the installation of a posterior mesh pre-cut in an arc. After intervesical vaginal dissection, the anterior prosthesis comprising a precut polyester mesh is fixed avoiding excess traction. The end of the surgery involves careful reperitonization of all the prosthetic parts. Possible specific surgical complications are vascular and visceral wounds. Results y conclusions: The technique allows the correction of the dysfunction of the pelvic floor and incontinence with good anatomical and functional results. Postoperative secondary haemorrhage and gastrointestinal occlusion may ocurr. Occurrence of an inflammatory syndrome and low back pain suggests spondylodicitis and MRI should be performed. Vaginal erosion on the prosthesis may occur after several months and seems relatively independent of the prosthetic material used.