W. Arthur Lewis, originario de la isla de Santa Lucía, fue profesor de economía política en varias universidades y trabajó para las Naciones Unidas en el decenio de 1950, tras lo cual continuó el ejercicio de su carrera en la Universidad de Princeton. Fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1979, junto con T. W. Schultz, por sus trabajos sobre economía del desarrollo. Su contribución más importante a esta rama de la disciplina, todavía balbuceante en 1954, fue un trabajo publicado en dicho año en el que presenta un modelo simplificado según el cual la economía de los países pobres está dividida en dos sectores, el tradicional y el moderno. El primero comprende la agricultura de subsistencia, el trabajo por cuenta propia y diversas actividades urbanas, y el segundo está constituido por las grandes plantaciones, la agricultura comercial y la industria. Esta dualidad, que se conceptualiza en la actualidad en términos de sector formal e informal, ha perdurado, ya que la transición del sector tradicional al sector moderno, que en aquel entonces se daba por descontado, no ha adoptado la forma esperada. Destacaremos asimismo el pesimismo de Sir Arthur Lewis en relación con la posibilidad de que el comercio internacional sea el motor del crecimiento en los países poco desarrollados. En esto difería de Jan Tinbergen1, como puede verse en el artículo que reproducimos a continuación, en el que Lewis resume las conclusiones de una reunión de economistas convocada por la Oficina Internacional del Trabajo en 1969 con el fin de recabar asesoramiento en cuestiones de investigación para el Programa Mundial del Empleo que acababa de iniciarse. Los economistas reunidos analizaron las posibles causas macroeconómicas del desempleo en los países poco desarrollados: superpoblación, restricciones a las exportaciones, sobrevaluación de la moneda, productividad escasa del trabajo y propensión excesiva a la importación. Las cosas han cambiado bastante desde entonces, pero siguen manteniéndose ciertos elementos en el debate sobre economía y desarrollo, concretamente las cuestiones de los tipos de interés y del papel de los intercambios. Destacaremos asimismo la conclusión de Sir Arthur Lewis de que «la solución del problema, en su mayor parte, depende de la política macroeconómica, y no de expedientes aislados». [ABSTRACT FROM AUTHOR]