La enfermedad metastásica de columna vertebral supone entre un 10 y un 30% de los nuevos cánceres que se diagnostican cada año. Su forma de presentación más frecuente es el dolor axial. Una exploración completa de la columna deberá incluir la valoración de posibles molestias locales, deformidades, limitaciones de la movilidad o signos de compresión de raíces nerviosas o de médula espinal. Las radiografías simples deben hacerse de forma sistemática. Ante la sospecha o conocimiento de la existencia de un problema maligno, es esencial realizar una gammagrafía. Sin embargo, la resonancia nuclear es más específica que la gammagrafía. La forma más segura y precisa de valorar las lesiones espinales actualmente es la biopsia guiada por tomografía computarizada. El tratamiento debe ser multidisciplinario, siendo casi siempre paliativo. Este tratamiento deberá considerar tres puntos clave: la afectación neurológica, la inestabilidad de la columna y los factores individuales de cada paciente. La mejor forma de tratar las lesiones dolorosas que no compriman a las estructuras nerviosas es la radiación local dirigida, con o sin quimioterapia. Nuevos datos han demostrado los beneficios de las técnicas de descompresión mediante la mejora de ciertos métodos, como por ejemplo, los abordajes anteriores, y han ampliado el papel del cirujano de columna en el cuidado de estos pacientes. [ABSTRACT FROM AUTHOR]