Search

Objetivo: Este estudio examinó si la cicloserina d, un agonista parcial del receptor glutamatérgico del N-metil-D-aspartato (NMDA), aumenta la eficacia de la terapia conductual del trastorno obsesivo- compulsivo (TOC). Método: Se llevó a cabo un ensayo aleatorizado, con doble enmascaramiento y controlado con placebo, en el que se investigó la potenciación de la terapia conductual con cicloserina d frente a placebo en 23 pacientes con TOC. En primer lugar se llevó a cabo una entrevista diagnóstica y una evaluación antes del tratamiento a todos los pacientes, seguidas por una sesión psicoeducativa/de planificación del tratamiento. A continuación se administraron 10 sesiones de terapia conductual. Estas sesiones se realizaron dos veces a la semana. Una hora antes de cada sesión de terapia conductual, los participantes recibieron cicloserina d, 100 mg, o bien un placebo. Resultados: Comparados con el grupo que recibió placebo, el grupo que recibió cicloserina d presentó un grado de mejoría significativamente mayor de los síntomas de TOC en la mitad del tratamiento y de los síntomas depresivos después del tratamiento. Conclusiones: Estos resultados respaldan el empleo de cicloseria d para potenciar la terapia conductual para el TOC y amplía los hallazgos obtenidos en animales y en otros trastornos humanos que indican que la terapia conductual actúa a través de una potenciación a largo plazo de las vías glutamatérgicas y que los efectos de la terapia conductual son potenciados por un antagonista del NMDA. [ABSTRACT FROM AUTHOR]

El «señor H» es un hombre de raza blanca, de 33 años de edad, soltero, que refiere preocupaciones centradas en su «pérdida» de cabello, «acné» facial y sus dedos «cortos». Empezó a preocuparse excesivamente por su apariencia a los 15 años, centrándose en ese momento en su piel «pálida» y sus pómulos «asimétricos». El señor H describe las preocupaciones sobre su apariencia como «muy desagradables», pero estaba avergonzado de contárselo a su familia o amigos. Aunque resultaba normal para los demás, el señor H estaba «100 % convencido» de que esas zonas de su cuerpo tenían un aspecto «anormal y deforme», si bien a veces en el pasado había tenido pensamientos de que «quizá no estoy tan mal». Creía que las personas lo comentaban entre ellas y que «se ríen de mí a mis espaldas porque soy muy feo». El señor H pasaba de 5 a 6 horas al día pensando en los defectos de su apariencia. También tenía comportamientos compulsivos durante 4 a 5 horas al día, que incluían comprobaciones exageradas ante el espejo, comparando su apariencia con la de otras personas; llevaba con frecuencia una gorra de béisbol ajustada para cubrir su cabello, se tocaba la piel para eliminar pequeños granitos y buscaba en Internet tratamientos para su acné y su pérdida de pelo. Las preocupaciones del señor H sobre su apariencia y las conductas compulsivas dificultaban la concentración en su trabajo como dependiente y a menudo le hacían llegar tarde. En las semanas previas había faltado al trabajo muchas veces al pensar que tenía la piel especialmente mal durante estos días. Debido a su aspecto, por vergüenza, el señor H evitaba muchos actos sociales con la familia y amigos, así como la intimidad sexual con su novia. Refería un estado de ánimo depresivo, anhedonía, sentimientos de inutilidad e ideación suicida no activa, con un intento de suicidio 5 años antes. Atribuía sus síntomas depresivos y pensamientos suicidas a su apariencia, explicando que «si yo no fuese como un monstruo, no me sentiría tan desesperado y deprimido». El señor H recibió tratamiento dermatológico para su acné, pero ello no disminuyó sus preocupaciones. Nunca había recibido tratamiento psiquiátrico y dudaba acerca de la conveniencia de intentarlo porque, como él mismo señalaba, «los problemas sobre mi apariencia son reales». [ABSTRACT FROM AUTHOR]