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Abstract:Aunque cronistas e historiadores no hayan hecho hincapié en ello, y la Orden jerónima se funda durante la dinastía Trastámara, Don Pedro juega un papel importante en su nacimiento. Esto se deduce de las referencias que de él aparecen en la Vida de María García de Toledo, que en este trabajo quiero dar a conocer porque, además, nos proporcionan información sobre el modelo de santidad femenina vigente en el siglo XIV. Esta hagiografía, que se encuentra en un manuscrito de la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial con signatura C-III-3, es importante para entender mejor la imagen del rey Don Pedro algunos años después de su muerte y el papel clave que desempeñó en el nacimiento de una orden religiosa.

El Ars moriendi, que aparece a mediados del siglo XV en lengua latina, se traduce por toda Europa y se difunde intensamente a fines de este siglo y comienzos del siguiente. Este texto podía presentarse en dos formas: como tratado, más largo y generalmente sin ilustraciones, o como el Arspropiamente dicho, con sus famosos once grabados acompañando al texto. La importancia de estos dibujos se aprecia en una de las versiones del Ars, donde se nos comenta que palabras y pinturas deben trabajar juntas en enseñar al hombre a morir. Siguiendo la línea de Mary Carruthers de entender la lectura de los códices medievales como un complemento de palabra escrita e imagen, la propuesta de este artículo tendrá uno de sus pilares en la unión de ambos elementos. En concreto, este trabajo parte de la versión zaragozana del Ars moriendieditada por Pablo Hurus y Juan Planck hacia 1480–1484, que viene acompañada por un Breve confessionario, donde se nos describe cómo hacer la confesión última al moribundo o moriens.

Este artículo estudia la estética del teatro de Echegaray a la luz del discurso que pronuncia ante la Real Academia Española, que aclara aspectos mal entendidos de su obra. Echegaray ha sido considerado durante mucho tiempo como un epígono del Romanticismo y sus dramas han sido tachados de post-románticos. Este artículo propone una nueva nomenclatura: 'manierista', para una puesta en escena que se recrea en su propia retórica formalista, así como en la falsedad y la exageración. El dramaturgo fue muy consciente de esa falta de realismo en argumentos y personajes que tantas veces le achacaron los críticos contemporáneos (y, siguiendo su estela, parte de la crítica literaria del último siglo), pero defendió este aspecto en su obra teórica, donde da el nombre de 'idealismo' (el único aplicable entonces a lo que no era realista) a lo que hoy podemos entender como una aproximación hacia la futura estética vanguardista.This article deals with the aesthetics of Echegaray's theatre, which can be better understood when his Real Academia Española lecture of 1869 is taken into account. Echegaray has generally been considered as a late continuation of the romantic trend, and his dramas have been called post-romantic. This article proposes a new nomenclature: 'mannerist', for a mise-en-scènethat revels in its own formal rhetoric and indulges in its falsity and exaggeration. Echegaray was well aware of the striking lack of realism of his plots and characters (the source of their rejection by many contemporaries and much twentieth-century literary criticism), but he defended this characteristic in his theoretical work and employed the only term available to him, 'idealism', to refer to what can now be seen as a step towards vanguardism.