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Since early 2020, different studies have shown an increased prevalence of COVID-19 and poorer prognosis in older adults with cardiovascular comorbidities. This study aimed to assess the impact of heart failure (HF) on cardiovascular complications, intensive care unit (ICU) admissions, and in-hospital mortality in patients hospitalized with COVID-19. The CARDIO COVID 19-20 registry includes 3260 hospitalized patients with a COVID-19 serological diagnosis between May 2020 and June 2021 from Latin American countries. A history of HF was identified in 182 patients (5.6%). In patients with and without previous HF, the incidence of supraventricular arrhythmia was 16.5% vs. 6.3%, respectively (p = 0.001), and that of acute coronary syndrome was 7.1% vs. 2.7%, respectively (p = 0.001). Patients with a history of HF had higher rates of ICU admission (61.5% vs. 53.1%, respectively; p = 0.031) and in-hospital mortality (41.8% vs. 24.5%, respectively; p = 0.001) than patients without HF. Cardiovascular mortality at discharge (42.1% vs. 18.5%, respectively; p < 0.001) and at 30 days post-discharge (66.7% vs. 18.0%, respectively) was higher for patients with a history of HF than for patients without HF. In patients hospitalized with COVID-19, previous history of HF was associated with a more severe cardiovascular profile, with increased risk of cardiovascular complications, and poor in-hospital and 30-day outcomes.

El síndrome de insuficiencia cardíaca (IC) es un problema de salud pública global. Por su parte, la diabetes tipo 2 es un factor de riesgo asociado a sobrepeso/obesidad y sedentarismo. El presente consenso busca recopilar la información disponible sobre la relación entre la IC y la diabetes tipo 2, y presentar, de manera práctica y resumida, las recomendaciones de manejo basadas en la evidencia científica. El documento se estructura en la descripción de la epidemiología de la IC y la diabetes tipo 2; la fisiopatología de la IC y la diabetes tipo 2; las complicaciones cardiovasculares de la diabetes tipo 2; los estadios de la IC; el manejo de la diabetes tipo 2 en pacientes con IC; y el manejo de la IC en pacientes con diabetes tipo 2. Por último, en el apartado de conclusiones se presenta una clara tendencia creciente de ambos eventos y se señala la necesidad del inicio de actividades preventivas, así como también el papel favorable de los fármacos antidiabéticos en el tratamiento de los pacientes con IC.

La insuficiencia cardíaca (IC) es una patología que afecta al 1% de la población y se encuentra acompañada de deficiencia de hierro como comorbilidad en el 50% de los casos. La anemia, por su parte, está presente en el 22-37% de los casos de IC. Este es un documento de consenso que busca sintetizar la información disponible sobre la anemia y la deficiencia de hierro, y su comportamiento en pacientes con IC, que se divide en fisiopatología, clasificación, escenarios clínicos y algoritmos (rutas de manejo), tratamiento y seguimiento. Este artículo integra las recomendaciones internacionales basadas en la evidencia y se presenta una síntesis de las estrategias de manejo.

La insuficiencia cardiaca (IC) es un evento significativo para la salud pública. Tiene una prevalencia entre el 1 y 2%, tasa de mortalidad entre el 7 y 17% y de hospitalización entre el 32 y 44%. Esto implica un riesgo a la salud y calidad de vida, pero también grandes esfuerzos financieros para los sistemas de salud. El sacubitrilo/valsartán es un medicamento reconocido por su eficacia, y este consenso busca sintetizar la información disponible respecto a su uso en búsqueda del beneficio de los pacientes. El presente documento se compone de una descripción de la epidemiología de la IC, farmacología del medicamento, estudios clínicos sobre este, uso del medicamento en casos con fracción de eyección reducida, fracción de eyección ligeramente reducida y fracción de eyección preservada, literatura disponible en guías de IC, recomendaciones y conclusiones.

Los estudios epidemiológicos sugieren que aproximadamente la mitad de los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC) tiene fracción de eyección reducida, mientras que la otra mitad, fracción de eyección (FE) normal. Actualmente, las guías internacionales consideran la duración de QRS mayor a 130 ms, en presencia de disfunción ventricular (FE < 35%), como criterio para selección de pacientes a terapia de resincronización cardiaca (TRC). La TRC ayuda a restaurar la sincronía intraventricular y auriculoventricular, mejorando el rendimiento del ventrículo izquierdo (VI), reduciendo la regurgitación mitral funcional e induciendo la remodelación inversa del VI. Esto se evidencia en el aumento del tiempo de llenado del VI y la fracción de eyección del VI, la disminución de los volúmenes telediastólico y telesistólico del VI, y la regurgitación mitral y discinesia septal. Como los mecanismos de la disincronía pueden ser heterogéneos, es posible que ninguna medida prediga con exactitud la respuesta a la TRC. Finalmente, la TRC cardiaca ha demostrado progresivamente ser segura y factible, mejora el estado funcional y la calidad de vida, remodela inversamente el VI, disminuye el número de hospitalizaciones, la mortalidad total en pacientes con IC refractaria, la disfunción ventricular izquierda y los trastornos de conducción intraventricular; es una terapia basada en marcapasos para la IC y gracias a la tecnología actual es posible realizar una supervisión remota y segura de casi todos los tipos de dispositivos cardiacos y obtener alertas útiles en la práctica clínica.

Long COVID presents with diverse symptoms after COVID-19. Different clusters of symptoms have been reported; however, their persistence beyond 2 years after COVID-19 remains unclear. In this cohort study, we prospectively evaluated individuals with previous severe COVID-19 presenting with long COVID at a two-year follow-up. We characterized the included patients and performed a cluster analysis of symptoms through multiple correspondence analysis and hierarchical clustering. A total of 199 patients with long COVID were included. The median age was 58 years (48–69), 56% were male, and the median follow-up time since the COVID-19 diagnosis was 26 months (IQR: 25, 27). Three symptom clusters were identified: Cluster 1 is characterized by fatigue, myalgia/arthralgia, a low prevalence of symptoms, and a lack of specific symptoms; Cluster 2 is defined by a high prevalence of fatigue, myalgia/arthralgia, and cardiorespiratory symptoms, including palpitations, shortness of breath, cough, and chest pain; and Cluster 3 is demonstrated a high prevalence of ageusia, anosmia, fatigue, and cardiorespiratory symptoms. Our study reinforces the concept of symptom clustering in long COVID, providing evidence that these clusters may persist beyond two years after a COVID-19 diagnosis. This highlights the chronic and debilitating nature of long COVID and the importance of developing strategies to mitigate symptoms in these patients.