Uno de los problemas de más agudos caracteres, que mayor preocupación causan a los gobiernos, a los pensadores y teóricos del derecho y de lo economía es el de la subsistencia del género humano. Para obtener la paz tan anhelada, la tranquilidad absoluta y un relativo bien estar, es necesario que todos y cada uno de los hombres tengan por lo menos lo suficiente para una subsistencia siquiera con respecto al mínimo necesario aunque el ideal sería una subsistencia congrua. El hombre al ser creado y ni imponérse le la obligación de vivir requiere de los medios necesarios para conservar esa vida. Y si además de la conservación de su propia vida tiene otra misión sagrada, cual es la de procrear hijos, la de perpetuar la especie, entonces no solamente necesita de bienes para su propio sustento sino que ellos han de serie suficientes para el mantenimiento de la esposa con quien procreará los hijos, y de estos mientras no puedan valerse por sí mismos. (…)