Lagares Rodríguez, José Antonio, Vázquez Cano, Esteban, Díaz Díaz, Norberto, López Meneses, Eloy, Lagares Rodríguez, José Antonio, Vázquez Cano, Esteban, Díaz Díaz, Norberto, and López Meneses, Eloy
La pandemia transformó nuestro sistema educativo, desde modelos fuertemente centrados en una concepción transmisora de información y en la presencialidad docente-discente, a un modelo fuertemente centrado y mediado por las tecnologías. Lo cual supuso un gran reto para todos los actores intervinientes en la educación ya que la formación a distancia rompe con tres variables de la educación presencial: unidad de tiempo, de espacio y de acción A su vez, la pandemia ha supuesto la migración del proceso de enseñanza-aprendizaje al contexto digital en el que la creación de contenidos digitales resulta esencial para responder a los retos y desafíos que la educación plantea. Esta situación exige un enfoque especial en la competencia mediática del alumnado y del profesorado para adquirir las habilidades de prosumidores, que crean y comunican mensajes mediáticos con las TIC. Sin embargo, a pesar del avance de las TIC, la COVID-19 ha puesto en evidencia las carencias competenciales en materia digital por parte de docentes y estudiantes que han dificultado la transformación de los escenarios educativos hacia encuentros digitales, hasta el momento presenciales y puso de manifiesto la importancia de los activos digitales para la sociedad, las economías y el modo en que las redes, los datos, la inteligencia artificial y la supercomputación, así como las competencias digitales básicas y avanzadas, sustentan nuestras sociedades y economía al permitir la continuación de los trabajos, el seguimiento de la propagación del virus y la aceleración de la búsqueda de medicamentos (Comisión Europea, 2020) y aumentó la complejidad de la enseñanza. Sin olvidar que muchas veces los docentes asignaban tareas “sin tener en cuenta la diversidad de Inteligencia artificial y formación docente en ecologías de aprendizaje factores que influyen en su realización, tanto intrínsecos del estudiante como de su entorno”, porque desconocen las necesidades y dificultades que presentan.En consecuencia, el docente del siglo XXI debe formarse en la adquisición y desarrollo de diversas competencias implicadas en su labor profesional. Así mismo, la integración pedagógica de las tecnologías emergentes en los escenarios formativos exige la cualificación de los futuros docentes tanto en aspectos tecno-didáctivos, sociocolaborativos y creativos. Por tanto, la competencia digital ha resultado clave en el contexto del COVID-19, requiriendo saber manejar aplicaciones tecnológicas y arbitrar metodologías innovadoras apoyadas en recursos digitales que favorecieran la docencia híbrida y online. Por otra parte, la revisión de los estudios previos sobre las tareas educativas durante el confinamiento alertó de que la sobresaturación de funciones en un mismo contexto genera diversos problemas de inestabilidad emocional, lo cual subraya la necesidad de priorizar la pedagogía del cuidado por encima de la del conocimiento. En última instancia, en este mundo cada vez más globalizado en el que la ubicuidad y movilidad son dos principios que adjetivan nuestras relaciones personales, profesionales y académicas, la formación a lo largo de la vida es una necesidad y un derecho del ciudadano y ciudadana para dar respuesta a nuevas realidades.