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En los tiempos que corren, de incertidumbres e inseguridades, de restricciones y confinamientos, a los ciudadanos nos inundan las dudas. Y, como participantes de un sistema englobado en una (¿acaso varias?) sociedad colectiva, donde cada uno somos una pieza fundamental de esta organización, nos planteamos ciertas cuestiones relacionadas con nuestro rol y nuestro papel en esta entidad que supone nuestra colectividad. Por ello, estas reflexiones en torno a la comunicación organizacional, la publicidad y el audiovisual, desde una perspectiva multidisciplinar, pretende ser una aportación, una transferencia de nuestro conocimiento a la sociedad.

En un momento histórico donde la crisis sanitaria y social exige el (re)pensamiento del actual modelo de sociedad, la educación a través de los medios se configura como una clara herramienta enfocada a un público muy concreto, variable y cambiante según el anunciante, el sector económico o el emisor. Cuando, tradicionalmente, la educación (y, con ella, la formación) era consecuencia únicamente de la escuela, ahora, además, a ella se suman la universidad y los medios de comunicación. Si bien es cierto que esto viene ocurriendo desde hace décadas, en los últimos años observamos cómo desde las escuelas infantiles hasta las universidades no solo forman a través de guías didácticas básicas, sino que, además, emplean, fomentan y enseñan el uso de videojuegos, pizarras digitales, tabletas u otro tipo de tecnologías para el aprendizaje moderno. Esta evolución está obligando a reorganizar gran parte de los modelos y paradigmas proyectados sobre la educación y el comportamiento social. Con este texto se pretende analizar, desde una postura revisionista, la evolución del sistema educativo actual, así como plasmar algunos de los cambios necesarios desde los sistemas de información y comunicación: la publicidad, el audiovisual, el periodismo.

En los tiempos que corren, de incertidumbres e inseguridades, de restricciones y confinamientos, a los ciudadanos nos inundan las dudas. Y, como participantes de un sistema englobado en una (¿acaso varias?) sociedad colectiva, donde cada uno somos una pieza fundamental de esta organización, nos planteamos ciertas cuestiones relacionadas con nuestro rol y nuestro papel en esta entidad que supone nuestra colectividad. Por ello, estas reflexiones en torno a la comunicación organizacional, la publicidad y el audiovisual, desde una perspectiva multidisciplinar, pretende ser una aportación, una transferencia de nuestro conocimiento a la sociedad.

La educación y la formación son ya claramente herramientas de marketing dirigidas a un target muy específico. Sin embargo, ambas materias son ahora consecuencia de la suma de la escuela, la universidad y, desde hace décadas, de los medios de comunicación. Así, en los últimos años observamos cómo desde las escuelas infantiles hasta las universidades no solo forman a través de guías didácticas básicas, sino que, además, emplean, fomentan y enseñan el uso de (y a través de), por ejemplo, videojuegos, pizarras digitales, tablets y otro tipo de herramientas de aprendizaje. Esta evolución está obligando a reorganizar gran parte de los arquetipos y representaciones concebidas sobre la educación o el comportamiento social.

En los tiempos que corren, de incertidumbres e inseguridades, de restricciones y confinamientos, a los ciudadanos nos inundan las dudas. Y, como participantes de un sistema englobado en una (¿acaso varias?) sociedad colectiva, donde cada uno somos una pieza fundamental de esta organización, nos planteamos ciertas cuestiones relacionadas con nuestro rol y nuestro papel en esta entidad que supone nuestra colectividad. Por ello, estas reflexiones en torno a la comunicación organizacional, la publicidad y el audiovisual, desde una perspectiva multidisciplinar, pretende ser una aportación, una transferencia de nuestro conocimiento a la sociedad.