La idea de merito constituye un concepto central en las reflexiones contemporaneas acerca de la justicia. En el ambito anglosajon se asume explicitamente que todo debate sobre la justicia distributiva pasa por el equilibrio entre dos valores en tension: la igualdad material (o la solidaridad) y el principio del merito personal ( desert ). El merito personal entendido como accion que hace a una persona merecedora de estatus y posiciones o acreedora de un determinado cargo o beneficio lleva implicita la idea de desigualdad legitima. Efectivamente, muchas de las desigualdades materiales (salariales, o en general, retributivas) que hoy se presentan como legitimas estan asociadas a exigencias morales o estrategicas (premios, beneficios, procesos de seleccion y promocion laboral, acceso a cargos publicos, etc.) relativas a la valoracion de meritos personales, entendiendo por estos la capacidad (o capacitacion) la inteligencia, el esfuerzo, la aportacion o desempeno individual en una empresa privada o en el acceso y promocion en la funcion publica. Todo esto remite, como es sabido, a aquel conjunto de ideas que se opuso a los privilegios estamentales de tipo adscriptivo-natalicio que habitualmente situamos en la modernidad. Locke fue de los primeros en asociar el ingenio y esfuerzo individual en la base de la justificacion de la desigualdad material. La formulacion se encuentra en el Segundo ensayo sobre el gobierno civil : «Cada hombre es propietario de su propia persona [...] el trabajo de su cuerpo y la labor de sus manos son tambien suyos». Mas tarde, Adam Smith, asume el desarrollo de ese esfuerzo individual como clave de un proyecto de filosofia politico-economica: «El esfuerzo natural de cada individuo por mejorar su propia condicion […] es un principio tan poderoso por si mismo capaz no solo de conducir la sociedad hacia la riqueza y la prosperidad, sino de superar cien obstaculos impertinentes con que la locura de las leyes humanas a menudo dificulta sus operaciones». La busqueda del propio interes fue celebrada como pasion benigna (mas alla de su corroboracion empirica) practicamente en todas partes, asi lo recoge el atractivo ensayo del sociologo Albert O. Hirschman, Las pasiones y los intereses . Weber subrayo, como es sabido, que fue precisamente el espiritu del ascetismo protestante lo que engendro uno de los elementos constitutivos del moderno espiritu capitalista, y no solo de este, sino de la misma civilizacion moderna: la racionalizacion de la conducta sobre la base de la idea profesional. Los elementos del espiritu del capitalismo coincidieron con el contenido de la ascesis profesional puritana y con la desigual productividad del trabajador. En lo que toca al ambito publico, la idea quedo perfectamente reflejada en el articulo 6o de la Declaracion de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789: «La ley es la expresion de la voluntad general. [...] Todos los ciudadanos al ser iguales ante ella, son igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos publicos, segun su capacidad y sin otra distincion que sus virtudes y sus talentos». Entonces, ?es posible hablar de merito en la antiguedad griega?