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El presente trabajo pretende acercarse al conocimiento de la cofradía de San Eloy de Quito a través de la documentación existente en Archivo de la Curia Metropolitana de la capital de Ecuador. Allí se encuentra un amplio documento fechado en 1752-1754 que recoge la lucha entre dos grupos de plateros por el control de la citada organización; el primero de ellos lo lideraba el maestro mayor José Murillo y el segundo, José Albán y Palís. El legajo se halla en buen estado de conservación, salvo el primer folio. Nos permite descubrir gran cantidad de aspectos sobre esta cofradía quiteña de la que ha desaparecido toda la documentación anterior.

P. 253-274 Hace unos años ya adelantábamos el nombramiento de cargos para el oficio de platería por parte del Cabildo de Quito. Se centró nuestro estudio en los años centrales de la centuria, desde 1639 hasta 1657, y se incluyó también el nombramiento de alcaldes y veedores de los batihojas, por la relación que estos artífices tenían con el trabajo de los metales preciosos. Es nuestro interés, por tanto, conocer ahora los nombramientos que se siguieron haciendo a lo largo del siglo XVII hasta finalizar la centuria, ya que sobre el siglo XVIII existe una obra en proceso de publicación que el presente autor ha realizado junto con una autora ecuatoriana. SI

Queremos con este trabajo dar comienzo al rescate de la vida y la obra de un humanista español del siglo XVI, muy ligado a la ciudad de León, que inició su actividad episcopal en Pátzcuaro y acabó sus días al frente de la diócesis mexicana de Puebla-Tlaxcala. Poco se sabe de él hasta el momento, a pesar de la importancia que tuvo en su tiempo, y este trabajo no pretende ser más que un pequeño adelanto para una posterior investigación que hemos abierto en dos frentes: en México y en España, lugares en los que discurrió la vida de este hombre.

In this study we consider the problems posed by the building of the cathedral at Cuenca in Ecuador after the establishment of a bishopric in that city. This religious edifice was never built in the end because of the unachievable nature of the proposals and as a result of problems arising from the independence movement. Nevertheless, the documents generated allow us to get an idea of what the original mother church had been like, and what ambitions the bishops and local authorities had for the design of their new cathedral.

p. 183-206 Las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX se caracterizaron por una defensa de intereses de los consulados americanos, junto con el de Cádiz, en una pretensión por resucitar el sistema de flotas, abolido en 1776, y poner fin a cualquier intento de libertad de comercio. El duopolio que para la Nueva España representaban hasta esas fechas los consulados de Cádiz y México, articulados en las ferias de Jalapa, no podía olvidarse y resucitaba con nueva fuerza en las Cortes de Cádiz.

p. 239-250 Un problema tras el descubrimiento de América fue la elaboración de una teoría acerca de la llegada del hombre a las Indias Occidentales. Este artículo estudia la teoría de Benito Arias Montano sobre la identificación de Ophir con América y los orígenes de los indios como judíos, así como las influencias en los cronistas del siglo XVII, especialmente en Gregorio García y Fernando de Montesinos. Los tres autores supusieron la presencia de Ophir en América para insertar a los indios en el proceso bíblico.

p. 335-352 El interés por los metales preciosos se produjo desde la presencia de los españoles en las Indias. El oro y la plata se convirtieron en un móvil, cuando no en una obsesión, que hizo que en muchas de las expediciones los españoles se hiciesen acompañar de plateros peninsulares en sus entradas, como lo hizo Colón ya en su primer viaje, con un tal Cristóbal Caro, que volvería a estar presente en el segundo junto a otros cuatro plateros; uno de ellos, Juan de Toledo, entendido en minas, lo mismo que Caro.Aún así, la presencia de plateros indios autóctonos no era despreciable y provocó el interés por ellos de muchos españoles en aspectos que fueron desde la misma necesidad a la admiración por su trabajo, como lo reflejaron muchos de los cronistas. Lo cierto es que los plateros indios solventa­ron muchas veces, por sus conocimientos, algunos de los problemas que se les iban generando a los españoles. Y, sin embargo, sobre aquellos artífices prevaleció el anonimato. En ocasiones ese interés por el oro y la plata les fue despertado a algunos pueblos indios tras la presencia española, como a los del norte de la Nueva España o a los araucanos de Chile, que adoptaron la utilización de los metales preciosos después de su llegada.

La naturaleza americana también entró en el terreno de lo mítico y de manera muy especial su fauna, aunque faltaban los grandes cuadrúpedos de Asia y África. De ella hubo que hacer una interpretación, para lo que con frecuencia se utilizó la obra de Plinio el Viejo o se establecieron identidades con los animales europeos o con los monstruos e híbridos, que heredados del mundo clásico, pervivieron y se transformaron a lo largo de la Edad Media. Esos monstruos eran considerados como unos seres intermedios entre los animales y el hombre y no faltaron cinocéfalos, hombres de grandes orejas, gigantes, etc. Tampoco faltaron los seres híbridos, como sirenas, faunos, grifos, etc. Todo ello en función de exaltar la imagen del héroe.

p. 353-372 Las ciudades de los territorios de la Audiencia de Quito no se caracterizaron durante el periodo de dominación española por el desarrollo oficial de sus gremios y, sólo muy tardíamente, como con­secuencia de las reformas borbónicas, las cosas tendieron a cambiar, aunque no tanto como habría cabido esperar y en unos momentos en que la actividad independentista ya se hallaba muy próxima. Hasta esas reformas en tiempos de Carlos III, sólo la capital, Quito, había recurrido de una forma más generalizada a la estructura gremial de parte de sus oficios mecánicos como forma de organización del trabajo. Los plateros, por tanto, no fueron una excepción en este sentido, aunque tengamos noti­cias muy tempranas del desarrollo del mismo en muchas de aquellas ciudades, algunas de la cuales, pertenecen hoy día a la República de Colombia.

P. 303-360 La figura del humanista español Benito Arias Montano, principal responsable de la Biblia Políglota de Amberes, fue una de aquellas en la que pusieron más interés los Ilustrados españoles por revitalizar, especialmente por su supuesto escrito en contra de los jesuitas, que en el siglo XVIII sirvió como justificación para la expulsión de la Compañía de Jesús de los territorios españoles. Este escrito circuló en copias manuscritas y hoy hacemos un estudio de la que existe en el Archivo General de la Nación de México, así como de la significación que tuvo el autor en el mundo americano durante el siglo XVIII. SI

p. 321-362 Las tierras leonesas, como las demás de la Península Ibé­rica, no pudieron quedar al margen del fenómeno ame­ricano a partir ele 1492. El nuevo continente impregnó la vida de todos los españoles de la Edad Moderna y Contemporánea por uno u otro motivo: búsqueda de fortuna, exilio, realización de proyectos ele todo tipo, etc. Así, los universitarios leoneses no pudieron perma­necer ajenos a todo aquel fenómeno que arrastraba a la Europa del momento. De una forma u otra ellos también intervinieron en aquel proceso que ampliaba la fonte­ra del mundo occidental.

P. 259-268 En el siglo XVlll en los territorios de la Audiencia de Quito, como en el resto de Hispanoamérica, se producen importantes cambios a todos los niveles. Sin embargo, las cacareadas reformas borbónicas no supusieron un desarrollo de la región como se podía esperar; dichas reformas se orientaron más a la puesta al día de la fiscalidad que a potenciar la deprimida situación por la que pasaban aquellos lugares. No fueron ajenos a todo aquel proceso los artífices y autoridades del gremio de plateros que, influidos por la situación de los territorios de la Audiencia, se vieron implicados a todos los niveles en el devenir histórico de la misma. No nos interesan aquí, sin embargo, los aspectos estrictamente gremiales o puramente estéticos de la producción de esos artífices. Una vez más, vamos a utilizar el arte de la platería como medio para adentrarnos en el estudio histórico del proceso mental de los habitantes quiteños durante esa centuria, ya que el arte, además de lo que puedan suponer sus puros valores formales, es el reflejo de toda una sociedad que lo produce y refleja a través de él su propia imagen o, al menos, la imagen que pretenden transmitir dentro y fuera de su propio ámbito.

p. 373-388 Cuando se habla de fray Bemardino de Sahagún, especialmente en su tierra leonesa, no debe olvidarse al que sería el gran promotor y también leonés de la expansión franciscana en la Nueva España: Fray Francisco de los Ángeles Quiñones. Ellos dos, unidos por el vínculo de fray Martín de Valencia, forman la gran tríada franciscana de leoneses que participaron, directa o indirectamente, en la evangelización de las tierras mexicanas. Es mucho lo que se desconoce de Fray Francisco de los Ángeles. Nos faltan estudios profundos sobre su vida y su obra, aunque sabemos de su relación y de su cercanía a Cisneros, su participación en el proyecto evangelizador novohispano, sus reformas en la Orden, etc .. Probablemente él fue el gran heredero intelectual del cardenal de Toledo y, sin duda, un buen representante del humanismo español de la primera mitad del siglo XVI. Su vida entre Italia y España, entre los intereses europeos y americanos, debieron convertirle en un destacado conocedor de todo aquello que se urdía en la primera parte de la centuria en la que le toco vivir. Hoy, desde estas breves páginas, solo vamos a relatar lo que tiene que ver más o menos directamente con su fracasado anhelo misional para des­plazarse al Nuevo Mundo.

P. 231-242 No existe duda ya de que el extremeño Pedro de Valencia fue el autor de las Relaciones Geográficas de Indias, escritas en la primera y segunda década del siglo XVII. Aunque elaboradas en fechas próximas, nos encontramos ante dos relaciones diferentes. Por ello, el propósito de nuestro trabajo es mostar el diferente fin que movió al autor de cada una de ellas. Por ello, un estudio comparativo entre las dos versiones muestra el resultado de lo realizado por dos mentali­dades diferentes.

p. 143-167 Los objetos artísticos, en muchas ocasiones, pueden utilizarse como ver­daderos documentos históricos a los que hay que enfrentarse aunque, muy a menudo, son olvidados por los historiadores. Precisamente, por esta causa, hemos pretendido acercarnos a la mentalidad religiosa del período colonial en una determinada región de la actual república del Ecuador. Para ello hemos tomado como objeto de nuestro trabajo los fondos pictóricos agusti­nianos de la colección Crespi, que se guardan en la reserva del área cultural del Banco Central del Ecuador, en su sección de Cuenca. Se trata de una co­lección cuyo interés radica más en el contenido iconográfico de las obras que en la propia calidad de las mismas. No nos es desconocida la guerra iconográfica que las diferentes órdenes llevaron a cabo en Hispanoamérica. La subsistencia de alguno de sus conventos, en buena medida, dependió de la devoción que se desarrolló en torno a sus santos y evocaciones marianas, por lo que se afanaron en imponer a los ciudadanos sus propias devociones. En la medida de la aceptación que se diera, podemos adivinar la transcendencia que una determinada orden podía tener en el espacio geográfico donde se asentaba y esto es lo que pretende­mos conocer con respecto a la antigua jurisdicción de la ciudad de Cuenca (Ecuador) durante el período colonial. SI

The aim of this work is to write about the life of one of the most important silver craftsman in Cuenca, so as to explain the development of these group's existente in the last years of the Spanish control, and to show how daily life was in those places. Apart from that, this study describes the everyday development of a particular social group in a city of secondary importance, although with certain relevance in the Kingdom of Quito territories, in the Spanish America.

p. 115-134 The end of the eighteenth century and begining of the nineteenth delimit a crucial phase in the dismantling of the gilds in Quito. This is particularly true of the silversmiths' guild, the subject of this paper. Internal crises and the first stirrings of the independence movement in the territories covered by the Quito district court had a major effect on developments within the precious-metal workers' organization in this city, wich had been one of the most active sites in Spanish America, with the largest number of craftsmen. SI

P. 141-174 No es la primera vez que se aborda la rica figura de este obispo cister­ciense, del que ya se conocen bastan­tes datos sobre su biografía y su labor al frente del pobre episcopado de Santo Domingo. Ahora nos propone­mos ampliar el conocimiento de su la­bor al frente del episcopado quiteño, desde una abundante documentación, inédita en su mayor parte, que nos permitirá aproximarnos más a su ta­lante y personalidad y, a la vez, acer­camos a la realidad de la diócesis qui­teña en el segundo cuarto del siglo XVII. SI

p. 201-220 No es todavía mucho lo que se sabe sobre la presencia de los portugueses en la antigua Audiencia de Quito, en donde tuvieron un papel relevante, si no en cuanto a su número - que todavía nos es desconocido -, sí al menos en cuanto a su influencia en la sociedad. Por ello este estudio se convierte en un avance de posteriores trabajos que abordarán con más amplitud el tema. En principio nos limitaremos al estudio de los portugueses en la ciudad de Cuenca, esencialmente en los momentos de unión de las dos coronas, utilizando como material primordial los testamentos que hemos encontrado en el Archivo Nacional Histórico de Cuenca (ANH/C), lo que evidentemente nos lleva a retrasar algo las fechas sobre 1640, ya que muchos portugueses que se instalaron en la ciudad lo hicieron con anterioridad, pero no dejaron su testamento hasta ver cercano el momento de su muerte. SI

P. 629-655 Es mucho lo que falta por conocer de la presencia o ausencia y de la influencia de San Bernardo y la orden del Císter en el Nuevo Continente. Pretendemos ahora dar tan sólo un avance que abra nuevas vías de investigación en el futuro. Lo que no cabe duda es que el desarrollo humanista americano algo debe al Císter, a través de la influencia que ejercieron sus prelados o de las obras de los monjes que llegaron hasta América. Pretendemos. pues, abrir un camino en el que luego se han de buscar los frutos maduros.

El presente trabajo es una aproximación a la situación socioeconómica y a los modos de vida del clero secular de Cuenca (Ecuador) en la segunda mitad del XVII, acometida desde una documentación muy concreta, los testamentos otorgados por los citados clérigos., The present study is in essence, an approximation of a social- economical situation and many "modus vivendi" of the secular clergy active in Cuenca (Ecuador), in the second half of the XVII th century Based on extracts from a very concrete documentation, supplemented by eyewitness accounts of the very same clerics.

p. 121-144 Es mucho lo que se desconoce todavía sobre el gremio de plateros de la ciudad de Quito pues sigue existiendo una abundante documentación no expurgada del todo. Por un lado porque muchos archivos religiosos suelen poner grandes problemas a la investigación, y por otro lado porque repasar las notarías de Quito, tal y como lo esta­mos haciendo, es una tarea que supone invertir una gran cantidad de tiempo aunque las noticias obtenidas compensen el esfuerzo. El problema con los archivos religio­sos, exceptuando los de la Curia, Santo Domingo, La Merced y San Agustín, han sido un obstáculo insalvable, aunque no creemos que puedan interferir mucho sus noticias en el trabajo que ahora presentamos salvo por la identificación de algunas obras de platería, que no es ahora el motivo esencial de este trabajo. Pocos gremios en la ciudad conocieron un desarrollo como el que nos ocupa SI

P. 417-434 El monacato femenino al decir de Chaunu "es una de las victorias feministas del siglo XVI en España". Probablemente fue una verdadera válvula de escape para muchas mujeres de la España Moderna y por endo de América, como tantas veces se ha repetido y podemos volver a repetir al tratar sobre Mariana de Jesús. Las biografías que se han realizado sobre la monja de origen vasco que nos ocupa, lo han hecho desde la óptica de relanzar su imagen, igno­rando una realidad histórica que explica muy bien la situación en la que se encontraba la ciudad de Quito y en la que se vio inmersa la propia Mariana de Jesús .

p. 57-70 En el presente trabajo no nos va a importar el arte de la platería en un sentido puramente estético y formal, sino como una actividad dentro de la la vida de una ciudad de las Indias, Cuenca del Perú. Nos interesa, sobre todo, la labor ejercida por los plateros, su situación social y económica, su pertenencia a una determinada raza..., en fin, lo que creemos que nos ofrece una mejor visión de un determinado modo de vida que se estaba dando en aquellas latitudes. Todo ello dentro de un marco en el que los diferentes gremios no han sido estudiados con la suficiente profundidad como para obtener una visión clara del conjunto. Hace unos años la Universidad de León publicó la primera obra existente sobre platería ecuatoriana, producto de una investigación que geográficamente se centraba en la provincia de Azuay entre los siglos XVI y XIX, con ello comenzaron a desvelarse algunas incógnitas más sobre el arte colonial de la antigua Audiencia de Quito, en lo que fue uno de los grandes centros artísticos de aquel territorio, la ciudad de Cuenca, capital de la actual provincia de Azuay. SI

p. 245-275 La esclavitud, calificada a menudo como "la mayor lacra de la humanidad", no planteaba dudas en cuanto a su vigencia durante el siglo XVI. Existían mati­zaciones y consideraciones, pero casi nadie ponía en entredicho su existencia como tal, a pesar de que Las Siete Partidas de Alfonso X ya manifestaban que "la libertad es la más noble cosa del mundo; así, por el contrario, la servidum­bre es la más vil cosa del mundo". Sin embargo, ya para el siglo XVI son muchos los teóricos que piensan que no existe la esclavitud por naturaleza , ni siquiera de los negros, que habían comenzado a llegar en número considera­ble a los mercados peninsulares durante el siglo XV y cuyo comercio adquiri­ría un mayor auge tras el descubrimiento de América. En esa línea de quienes niegan la existencia de la esclavitud por naturaleza parece estar el mismo Cipriano de la Huerga. Cierto es que no lo manifiesta en el parecer que aquí reproducimos, pero puede deducirse de otra de las obras que se publican en este mismo tomo, en concreto en la Competencia de la hor­miga con el hombre. En ese escrito, realizado en 1559, nos dice Cipriano tex­tualmente :"¿Y adónde nunca se vio que entre nosotras las hormigas o entre los otros animales una fiera sirviese a otra?.

P. 383-392 Vamos a mostrar aquí piezas de dos de los monasterios quiteños con más rai­gambre en la ciudad. El primero, el de Santa Catalina, pertenece a las monjas do­minicas y se ubica en la subida hacia el norte desde la iglesia de santo Domingo. El del Carmen Bajo es regentado por las hijas de Santa Teresa se sitúa, curiosa­mente, al lado de la antigua calle de las platerías y muy cerca de la iglesia de Santa Bárbara.

P. 513-542 A lo largo del tiempo hemos venido manteniendo, tanto en nues­tra docencia universitaria como en algunos trabajos, la gran relación existente entre la Historia y la Historia del Arte, hasta el punto de que en ocasiones no se puede concebir la una sin la otra. Las obras de arte son innegables documentos a todos los niveles y, a veces, desconocedores de ellas, los investigadores se lanzan a elucubracio­nes o infructuosos trabajos fácilmente salvables a través de esas mis­mas obras. Algo parecido puede decirse del Arte con respecto de la Historia. La catedral de Cuenca puede ser un ejemplo claro de la imbrica­ción de las dos áreas de conocimiento. En función de la construcción de una obra de arte podemos conocer la situación y la problemática de un momento dado en la historia de la Audiencia de Quito y de las colonias españolas a punto de independizarse. SI

Producción Científica, Sin ningún género de dudas, Alvaro de Mendaña ha sido uno de los hombres que más transcendencia ha tenido en la historia de los descubrimientos del Océano Pacífico. Su nombre va ligado a dos de las mayores expediciones que se hicieron desde el virreinato del Perú en un momento en el que los descubrimientos terrestres suda­mericanos habían perdido el atractivo de los primeros momentos, al encontrarse frente a las inhóspitas tierras de la Amazonía, donde los esfuerzos expansionistas raras veces se veían premiados. El nombre de Mendaña viene a unirse al de otros muchos con­quistadores que salieron de las tierras episcopales de Astorga, como Francisco de Villagrán, que participó en la conquista de Chile junto a Valdivia; los hijos del marqués de Astorga, que junto a Soto parti­ciparon en la penetración desde Florida por el sur de Estados Uni­dos; Antonio Alvarez Meléndez, que participó de forma directa en as Guerras Civiles del Perú y en las revueltas sudamericanas de Castilla y Girón, siempre del lado realista; disfrutaba este último de un repartimiento de indios en Huaynarima y, de lo que le era más rentable, una mina de plata en Parco. Podríamos añadir un largo etcétera de maragatos y bercianos que participaron en las tareas americanas del primer momento de la conquista y colonización. [Texto extraído del artículo de María del Carmen Martínez Martínez].

P. 365-384 Es sabido que los gremios de plateros debían organizarse de acuerdo con unas ordenanzas emanadas de las autoridades competentes. Lo mismo en España que en América tal obligación se convirtió en ocasiones en un verdadero caballo de batalla entre los artesanos o artistas y los miembros de la administración. Pero fue sobre todo en el Nuevo Mundo donde con más empeño se intentó hacer de la platería una de las profesiones más con­troladas, si no la más. En Hispanoamérica la necesidad de control sobre los metales preciosos venía impuesta por la propia abundancia de oro y plata y por las necesida­des de la Corona; de ahí que se tratase de ejercer una férrea supervisión, tanto sobre el trabajo como sobre la producción de metales preciosos, me­diante una prolífica labor legisladora que se desarrolló a lo largo de los siglos de dominación española. Sin embargo, en la Audiencia de Quito, lo mismo que en otros lugares del antiguo virreinato peruano, el éxito legis­lativo no respondió en la práctica a los intentos de los gobernantes y las transgresiones y reinterpretaciones de la ley fueron práctica habitual. SI

P. 155-188 A pesar de que el gremio de plateros existió en la ciudad de Quito desde 1585, no es mucho lo que hasta el momento se conoce de él por falta de estudios y de investigaciones. Esto mismo podemos ampliarlo para otros gremios y en general para la actividad gremial de la que fue una de las ciudades con más vitalidad a todos los niveles del mundo Hispanoamericano. Si bien es la actividad textil la que más riqueza aportó en el siglo XVII a las arcas del estado y de los particulares quiteños, incluyendo en ello a las omnipotentes órdenes religiosas, hasta tal punto que por entonces aumenta la migración de españoles atraídos por la riqueza que producían los obrajes en los que tenía grandes intereses incluso la nobleza española. SI

P. 423-436 Per Ansúrez nació en la localidad palentina de Cisneros. Pero cuando hablamos del lugar de nacimiento no debemos olvidar la situación de la España de aquel momento o, mejor, la situación del viejo reino castellano-leonés. Ningún proyecto existía semejante al de la división provincial del siglo XIX. Palencia no tenía ninguna entidad como provincia, como tampoco la tenía León; sin embargo, Cisneros pertenecía y perteneció hasta no hace muchos años al obispado legionense y sus habitantes y familias estaban muy apegados a la vecina localidad de Sahagún, hoy también leonesa y famosa en aquellos momentos por su monasterio benedictino y por ser un importante centro en el Camino de Santiago; por todo ello actuó, hasta el siglo XVI, como un núcleo de atracción para los habitantes de los lugares cercanos. Algunos cronistas de América, frente a la opinión de Herrera, consideraron a Per Ansúrez como hijo de la citada villa de Sahagún. Esto no es de extrañar. En las lejanas tierras del otro lado del Atlántico a sus compañeros de empresa les debía decir muy poco el lugar de Cisneros y por ello, es probable, que se indetificase como sahagunense, lugar más conocido y famoso para leoneses y castellanos.

p. 563-584 La falta de estudios concretos sobre las comunidades concepcionistas en la antigua Audiencia de Quito hace difícil esbozar una labor de conjunto. Fueron centros importantes en sus jurisdicciones respectivas —Quito, Pasto, Loja, Cuenca y Riobamba— a los que no se ha prestado la atención necesaria, como tampoco se ha hecho con otras comunidades femeninas del Viejo y del Nuevo Mundo. Aunque aquí el caso se agrava por el desconocimiento hasta ahora existente de la propia Orden Concepcionista de Santa Beatriz de Silva. Esperemos que el Congreso del V Centenario ayude a desvelar múltiples sucesos históricos o, al menos, a crear la duda que obligue a los investigadores a poner mayor atención en los monasterios concepcionistas. Después de esta breve introducción pasaremos a destacar las noticias que conocemos de cada uno de los conventos quiteños para, después, hacer un comentario general que nos permita desvelar algunas cuestiones más allá del ámbito puramente conventual, concibiendo el monasterio como un pequeño reflejo de la sociedad en la que se desarrolla su existencia y en la que se nutre de las personas que pasan a componerlo.

P. 173-193 A continuación ofrecemos un trabajo que trata de reflejar en qué medida la pla­tería de la Antigua Audiencia de Quito, vista a través de los restos de los conventos concepcionistas, responde a modelos sudamericanos y, también, poner de manifiesto los vacíos en la investigación que han llevado a algunos autores a generalizaciones un tanto extrañas. Ciertamente, la platería sudamericana tiene el problema de encontrarse habitual­mente sin ningún tipo de marcas y la documentación es en ocasiones insuficiente; por ello el trabajo se hace más difícil que con las piezas procedentes de la Nueva España; sin embargo, no por ello debe ser olvidada en las investigaciones y es por lo que tratamos de ofrecer un poco más de luz sobre el asunto en este Congreso Conmemorativo del V Centenario de la Fundación de la Orden Concepcionista por Sama Beatriz de Silva.

P. 703-710 El siglo XVII fue de gran actividad para el arte de la platería en la antigua Audiencia de Quito. Han pasado los primeros años de la conquista y colonización, en que los plateros de­bieron trabajar exhaustivamente para producir de acuerdo con una demanda que debió ser enorme ante la creación de iglesias, conventos, etc. Es ahora, cuando en la capital, se pueden abordar obras con la pausa suficiente en los grandes centros plateros que ya se hallaban fun­cionando; así, Quito, Popayán, Riobamba, Cuenca y Loja. De entre las obras religiosas que realizarán los plateros de los territorios quiteños van a des­tacar las custodias, elementos eucarísticos de gran trascendencia en un mundo donde la Euca­ristía era un sacramento vedado a una buena parte de la población indígena, que de alguna for­ma se sentía atraída por el misterio del mismo a la vez que se creaba en torno a ella un halo de oscurantismo, al que añadía el carácter teatral de la liturgia pos tridentina, en el que la plata ju­gaba un destacado papel. Es imposible que podamos ver aquí todas y cada una de las custodias que se hicieron y las que se conservan de este siglo, pero si creemos poder hacer algunas consideraciones recurrien­do a una división formal de los tipos, más que cronologíca.

p. 9-45 Una buena biografía del virrey Joaquín de la Pezuela aún está por hacer. Un primer acercamiento a esta autoridad hispana de vísperas de la independencia peruana nos ha permitido comprobar la abundante documentación que existe tanto en los archivos y bibliotecas americanas de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile y Argentina, como en los de España. Sin embargo, la publicación de este facsímil de una de sus obras no hemos considerado que sea el momento oportuno para profundizar en su figura, aunque no abandonamos la idea de dedicarnos con un mayor interés a este militar y virrey español al que le tocaron vivir algunos de los últimos acontecimientos de la independencia del virreinato peruano y que resultó ser un buen representante de aquellos momentos difíciles en la historia de España y América.

p. 159-177 Es mucha la tinta que ha corrido sobre el fenómeno del criollismo en la América Hispana; sin embargo, son muchos los aspectos que quedan por estudiar del problema, incluso en el ámbito religioso. Simplificar demasiado la problemática de algunas órdenes establecidas en América al enfrenta­miento criollos-peninsulares puede resultar, cuando menos, simplista, como parece demostrarnos lo que a continuación vamos a exponer. La Orden de Ermitaños de San Agustín tuvo que vivir la situación del criollismo como el resto de las que se instalaron en América; pero es quizá en los territorios quiteños donde la intensidad del fenómeno les toque a los agustinos más de cerca. SI

p. 127-144 Dentro de la orden franciscana no ha sido el monasterio de Santa Clara de Quito uno a los que mayor atención se haya prestado, incluso muchas referen­cias a este centro monacal se hacen eco de algunos datos poco precisos que se transmiten en la descripción de 1650 de Diego Rodríguez Docampo. Los años que nos ocupan son los de los difíciles momentos iniciales del mo­nasterio, con toda la problemática que se gestó en su entorno. Esos inciertos prolegómenos culminarían con la erección del gran edificio, que inició el des­tacado arquitecto franciscano fray Antonio Rodríguez, del que son también obras destacadas el colegio dominicano de San Femando y la iglesia de Nues­tra Señora de GuápuJo, entre otras. Perteneció el hemrano seráfico a esa gene­ración de grandes arquitectos frailes que desarrollaron sus tareas durante el siglo XVIl en la ciudad de Quito y del que son buenos ejemplos, además de él, el agustino Diego de Escarza -constructor, entre otras obras, de la iglesia del Monasterio de la Concepción, de algunas obras en su convento de San Agustín o de la iglesia del Sagrario- y el jesuita Marcos Guerra, que participó en la cons­trucción de la iglesia de la Compañía y del Carmen Alto. SI

P. 427-450 Nada escapó a la influencia de las Indias a partir de su descubrimiento para Europa por Cris­tóbal Colón, en 1492. El Mundo Nuevo, con sus gentes, su naturaleza. sus riquezas, para bien o para mal, comenzó a gravitar sobre todo el mundo hasta entonces conocido por los habitan­tes del resto de nuestro planeta y, más en concreto, sobre España. Por un motivo u otro, cada rincón de la Península se vio afectado por los acontecimientos de las Indias y, desde luego, la ciudad y diócesis de León tampoco fueron ajenas a aquel devenir. Y si ni la ciudad ni la dió­cesis lo eran, tampoco lo podía ser su catedral, verdadero símbolo de la misma y sede de un poderoso cabildo que ejercía sus enormes influencias sobre la vida de los habitantes de la enton­ces inmensa diócesis, que mantuvo sus límites hasta el año 1954, en que se reorganizó el mapa diocesano español. De todos modos, no sabemos con total precisión hasta qué punto la catedral de León se vio involucrada en el proceso indiano, pues hoy por hoy solo podemos poner de manifiesto algu­nas noticias que tenemos y que vinculan a este sagrado templo con los quehaceres americanos.

P. 131-154 El tema abordado en este artículo se centra en la vinculación humanista de Hemando Machado y Chaves, el que fuera fiscal y oidor de la Audiencia de Chile en las primeras décadas del siglo XVII. Perteneció este zafrense al último gran círculo humanista español, que se generó en tormo a figuras tan destacadas como Benito Arias Montano o Pedro de Valencia, entre otros. Funcionario de la Corona, es uno más de los muchos burócratas, cuya vida giró en tormo a la administración americana y que, a pesar de la relevancia que llegó a alcanzar en su época, resulta hoy prácticamente desconocido, razón por la que se impone rescatarlo del olvido. SI

P. 191-210 De este berciano, funcionario de la Corona en las Indias en los momentos preindependentistas, ya se han hecho algunas publica­ciones anteriores, aunque la aparición de su testamento nos permite hacer algunas apreciaciones más sobre su persona. Sin embargo, no es mucha la atención que se ha prestado a este hombre, lo que va a hacer que tengamos que corregir algunos aspectos de su vida que, hasta el momento en que apareció este testamento, nos eran desco­nocidos o se habían prestado a equivocaciones. Afortunadamente para nosotros, el descubrimiento de su testamento en la Notaría 2 del Archivo Nacional Histórico. Sección del Azuay, de la ciudad de Cuenca (Ecuador), nos ha permitido obtener datos más completos sobre su existencia, de gran importancia para conocer su mentali­dad de funcionario que vive los últimos momentos del dominio español en los territorios de la antigua Audiencia de Quito, donde llegó a ocupar varios cargos de relevancia. SI

P. 101-113 En torno a 1600 aún quedaban muchos territorios del Nuevo Mundo por ocupar. Frente a una presencia hispana bastante bien organizada en México, los Andes y la costa pacífica, se abrían grandes vacíos en América del Norte, en el istmo centroamericano y, sobre todo, en la cuenca del Amazonas, que es la que interesa en nuestro trabajo. Allí llegaba la frontera del imperio español, con pocas posibilidades de expansión ante la presencia de tribus con sistemas de organización que nada tenían que ver con la complicada burocracia hispana o con la tremenda organización de los grandes imperios americanos. Los aparentemente más débiles indios supieron defender sus territorios y su idiosincrasia mucho mejor que aquellos que se encontraban en estadios culturales más evolucionados.

p. 487-502 La proyección artística y cultural del mundo centroeuropeo sobre los antiguos territorios de la Audiencia de Quito está fuera de toda duda, como lo está el de las influencias del mundo italiano y el oriental. El vehí­culo de esas influencias, como en el caso que vamos a estudiar, fue habi­tualmente el de los religiosos, ya que un buen número de ellos -nacidos o residentes en diferentes lugares del mundo- acabaron por asentarse y lle­var hasta Quito las ideas artísticas en boga en sus lugares de origen. En ese sentido destacarían los jesuitas y franciscanos relacionados con Italia y el Centro de Europa, mientras los agustinos se caracterizarían por poner en contacto a Quito con el mundo oriental. Producto de algunas de estas conexiones -y concretamente las centro­europeas- va a ser esta magnífica custodia de san Francisco de Cuenca para la que no resulta demasiado aventurado pensar que se utilizaron in­cluso grabados de Alberto Durero.

pg. 423-440 La gobernación de Cuenca se hallaba situada en los territorios al sur de la Audiencia de Quito. A pesar de los sucesos de 1808 en la Península. la situación interna de la Gobernación no había cambiado demasiado, especialmente en lo que al ejército se refiere. Las fuerzas de Cuenca se reducía a un pequeño destacamento dirigido por el sargento segundo, José Hidalgo, y a un destacamento de la 3ª Cía. del Cuerpo de Veteranos de Quito, que tenía al frente al sargento Francisco Xavier Zambrano. En este año decisivo para la Historia de España, nada hacía prever la necesidad de un fuerte ejército en Cuenca. 1809, al contrario, va a ser un año pródigo en acontecimientos para la Audiencia de Quito y, por tanto, todo ello va a suponer un cambio en la situación militar de Cuenca.

p. 291-306 Cuando nos enfrentamos de una forma general a los valores en la Historia de Latinoa­mérica parece que ya, de entrada, nos falla el valor más fundamental de todos: el derecho a la vida (recordamos los sacrificios humanos, el etnocidio, las sangrientas dictaduras y, por supuesto, las continuas guerras que han asolado aquellos territorios). Quizá, América Lati­na ha sido uno de los ejemplos más relevantes para nosotros de las tensiones producidas en ese sentido, pero, desde luego, ningunas otra parte del mundo ha sido ajena a este proceso y, probablemente, para un hispano es donde mejor se puede apreciar esa falta del que hemos considerado el valor más fundamental de todos.

pag. 913-921 En esta comunicación nos centraremos en la platería en los cuadros de Miguel De Santiago. Reproduce varios tipos de piezas: báculos, cenefas, un cáliz, relicarios, cruces pectorales y una corona. La más abundantes son las cenefas y los báculos

p. 403-412 Es evidente que uno de los caminos más importantes que siguió el arte español fue el del Atlántico para instalarse en tierras americanas. Este salto abrió a los artistas españoles nuevas rutas para la expansión de la creatividad y los estilos peninsulares fue-ron abriéndose camino en aquellas tierras. Las influencias hispanas llegaron primeramente a las grandes ciudades, como México, Lima, Santa Fe o Quito; pero desde ellas se abrieron nuevos caminos hacia otras de menor importancia como Cuenca del Perú, ciudad fundada por Gil Ramírez Dávalos a instancias del marqués de Cañete, en 1557, y que pronto se convertiría en el segundo centro artístico de la Audiencia de Quito, a la que pasó a pertenecer.

p. 55-61 De pocos escultores ecuatorianos se ha hablado tanto como de Gaspar Sangurima, y, sin embargo, lo que se desconoce de él es casi todo, ya que ni siquiera existe una catalogación seria de su obra ni un estudio profundo que nos permita dife­renciar las piezas salidas de su mano más allá de unas vagas generalidades. en muchos casos imprecisas. Lo que sí es cierto, es que con él se abre la edad de oro de la escultura cuencana, que se prolongaría hasta las décadas iniciales del siglo XX. La imaginería de la ciudad de Cuenca lograba así, a lo largo del siglo XIX, hacer permanecer un barroquismo trasnochado, aunque no exento de calidad que, a la postre, era la manifestación de una realidad socioeconómica que conseguía mante­nerse viva tras la independencia de los antiguos territorios de la Audiencia de Quito. SI

P. 919-953 Juan de Ovando, como otros muchos hombres de su época, ha sido uno de los personajes más mencionados en relación con la política de Felipe II respecto de las Indias. Intentar compren­der su actuación desde el aislamiento del Consejo de Indias es empobrecer a un hombre que, por lo demás, le encontramos ligado también a las grandes redes intelectuales de la monar­quía filipina. Al mismo tiempo, el puesto que ocupaba nos per­mite suponer que su amigo Benito Arias Montano no estaba demasiado ajeno a los asuntos indianos, bien por curiosidad científica, bien por la amistad que le unía al presidente del Con­sejo. La vinculación entre ambos nos es conocida, sobre todo, a través de las cartas que se cruzaron mientras el humanista de Fregenal estaba en Flandes, utilizando para sus intercam­bios epistolares, como era tradicional en la época, a los comer­ciantes y a los amigos. SI

p. 67-86 Vamos a continuación a ver los restos de platería de la época colonial y del siglo XIX que conserva el convento de San Agustín de Quito. Aquel que fue y es uno de los más representativos de la ciudad a la par que rico en obras de arte, pues no en vano en sus claustros trabajaron entre otros el ilustre pintor del siglo XVII Miguel de Santiago. Pero tendremos en cuenta tam­bién algunas de las piezas que ya no existen debido a los expolios, traslados y demás, pero que merece la pena se recuerden por la importancia y significación que tuvieron . SI

p. 33-50 Resulta casi una casualidad histórica la relación que se plantea en los últimos años de dominación española entre la antigua Au­diencia de Quito y los territorios pertenecientes al obispado de Astorga. No nos vamos a referir aquí al obispo D. Leonardo de Santander y Villavicencio, que tras su estancia al frente de la dió­cesis de Quito, entre 1819-1822, regresó a España, aún a pesar de las pretensiones de Bolívar para que permaneciese al frente de la cristiandad del Pichincha. Tras una breve estancia en Jaca, pasó a Astorga, donde permaneció hasta su muerte, es decir, estuvo en la ciudad maragata entre 1828 y 1832. Por su valor al enfrentarse a los independentistas quiteños y no haber aceptado sus proposicio­nes, el Papa le dió el título de «prelado doméstico y asistente al solio pontificio»; el rey Femando VII, por otro lado, le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica.Pero no es de ese obispo de Astorga de quien vamos a hablar en este trabajo, sino de otros personajes de gran trascendencia en la causa independentista quiteña desde sus posiciones en la ciudad de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, núcleo realista por excelen­cia en el sur de la Audiencia de Quito. Se trata de Juan López Tormaleo y Joaquín Calderón. El uno español y el otro criollo cuencano, que no conquense, ya que tal es el gentilicio de los ha­bitantes de Cuenca de Ecuador. SI