La necesidad de nuevos fármacos que reviertan el bloqueo neuromuscular se hace imperiosa en pleno siglo XXI. Los actuales reversores (neostigmina, edofronio) presentan dos desventajas importantes: • Sus efectos colinérgicos sistémicos (bradicardia, hipotensión, broncoconstricción, etc.), que hacen necesaria su combinación con antagonistas de los receptores muscarínicos (atropina), que también pueden causar efectos adversos como taquicardia, visión borrosa, boca seca, etc. • Su incapacidad para revertir el bloqueo profundo. Para cubrir este vacío terapéutico se diseñan nuevas moléculas como Sugammadex, que en publicaciones previas ha demostrado ser capaz de revertir el bloqueo tanto moderado como profundo inducido por Rocuronio y Vecuronio mediante la encapsulación de los mismos, formando complejos unidos por fuerzas electrostáticas. Con la ventaja de no asociarse a efectos colinérgicos, debido a que no interactúa con los receptores de acetilcolina. Sugammadex ha demostrado su eficacia tanto en anestesias inhalatorias con Sevoflurano como intravenosas con Propofol. Teniendo en cuenta que Sevoflurano prolonga significativamente la duración de acción y el tiempo de recobro del bloqueo neuromuscular inducido por Rocuronio, situación que no se da con Propofol, resulta interesante saber si la eficacia de Sugammadex se modifica por utilizar Sevoflurano o Propofol. Dada la poca bibliografía existente actualmente sobre Sugammadex, y teniendo en cuenta que los ensayos presentes constituirán los cimientos para su utilización en un futuro no muy lejano, considero fundamental una valoración metodológica rigurosa de los mismos, con una escala ampliamente validada para su utilización en revisiones sistemáticas y metaanálisis en diversos campos de la medicina, como es la Escala de Jadad.