RESUMEN: La Universidad de San Pablo es comparable con las mejores universidades medias de los Estados Unidos donde se lleven a cabo tareas de investigación. En su Facultad de Medicina, la evaluación entre colegas (los pares) es básicamente incuestionable. No obstante, en el mundo de hoy, de intensa especialización, la mayor parte de las subdisciplinas médicas resultan demasiado pequeñas y relacionadas entre sí como para permitir que dicha evaluación entre colegas resulte objetiva, cuando se la realiza internamente. Además, las ciencias biomédicas han llegado a un punto en que la línea que separa las diferentes disciplinas se hace cada vez más borrosa. La mayor parte del personal universitario se compone de empleados estatales que mantienen el mismo trabajo durante toda su vida, con un sueldo bajo que les provee el gobierno. En San Pablo, Brasil, las universidades estatales perciben el 10% de los impuestos del estado; tarde o temprano deberán justificar esa inversión ante la sociedad. Luego de tres décadas de salarios realmente bajos, el sistema actual paga sueldos a un personal que, de a poco, ha ido reduciendo su productividad. Nuestra Facultad de Medicina recibe el apoyo substancial de una fundación particular que se ha creado a tal efecto. Para garantizar la eficacia del empleo de esos recursos, hay que establecer un sistema presupuestario que asegure incentivos que impulsen al personal a destacarse en las actividades académicas. Esto se logró al complementar los bajos sueldos con el otorgamiento de premios y una complementación salarial (además del sueldo), cuyo fin fue incrementar los resultados de productividad hasta que éstos alcanzaran los standards internacionales. La tarea de destinar parte del presupuesto a complementar los salarios de los facultativos requiere programas especiales, que incluyan la adopción de rutinas para la evaluación constante de la productividad académica. Ciertos índices de rendimiento nos permitieron clasificar al personal universitario en categorías, según un escalafón, de modo que se pudieron complementar -con las distinciones de cada caso- sus salarios de acuerdo con la productividad individual. La selección de personas se basa estrictamente en el mérito, con orientaciones explícitas que ayudan al aspirante a comprender los criterios que regirán la consideración de sus solicitudes. El propósito de las prioridades presupuestarias es estimular la atención médica de alta calidad en el Hospital Universitario, como así también mejorar la educación médica como un todo, aliado a una distribución equitativa de tareas de investigación básica y clínica. De este modo, hemos definido diversos parámetros que controlan la productividad en las áreas de atención de la salud incluidas las actividades de mano de obra del Hospital de Clínicas-, además de la carrera académica formal en la Facultad de Medicina. Los índices de rendimiento que aquí presentamos pueden ser de ayuda en las decisiones que atañen a las políticas relacionadas con la investigación científica, la formación médica y las prioridades en salud pública, ya que los parámetros que usamos aspiran a extender el análisis de los resultados de la actividad académica (casi siempre referidos tan sólo en términos de publicaciones científicas) hacia otras áreas, como son el impacto educativo y la calidad de la atención médica. Este programa de evaluación, y las consecuentes inversiones diseñadas específicamente, han revitalizado en forma decisiva nuestra comunidad académica, ya que ofrecen en delicado equilibrio una combinación de presión e incentivo que desencadenó un drástico aumento en la productividad. La implementación del sistema de evaluación que proponemos a continuación gracias a su método netamente objetivo- aspira a liberar a decanos y demás autoridades académicas de los engorros políticos que suelen acarrear las decisiones de este tipo SUMMARY: The University of São Paulo compares favourably with a middle-ranking research university in the United States. Peer review at its School of Medicine is basically honest. However, in today's world of intense specialization, most medical subdisciplines are simply too small and close-knit to allow for objective peer review from within. Moreover, the biomedical sciences have come to the point where there is no real separation between the disciplines. Most university faculties are poorly paid public servants who have a job for life, and a salary paid by the government. In São Paulo, Brazil, state universities receive around 10% of the state taxes; sooner or later they will have to have something to show for it. Following three decades of very low wages, the present system pays salaries to non-productive staff and results in poor peer review of academic productivity. Our School of Medicine receives substantial support through a private foundation set up for that purpose. An efficient use of resources should include a budgetary system that provides the faculty staff with incentives to excel in academic activities. This has been obtained by complementing the low wages through the awarding of fellowships, grants and prizes (on top of salary) in order to raise the ceiling up to international standards. To spend part of the budget in complementing university faculties salaries would require special programs, including adoption of routines for regular assessment of academic productivity. Reliable performance indicators permitted the classification of faculty staff into quality categories in order to differentially complement their salaries according to productivity. The selection of individuals is based strictly on merit, with explicit guidelines helping the faculty to understand the criteria by which their requests will be judged. Budgetary priorities should be intended to enhance the ability to deliver high quality health care to patients and to provide medical education as a whole, and combine a more equitable distribution of clinical and basic research. Thus, several parameters were defined for monitoring productivity in health-related areas, including the activities of the Clinical Hospital's medical labour force, in addition to the formal academic career at the School of Medicine. Trends for performance indicators presented here can be useful to inform the decision process about policies directed at health science research, medical education and public health priorities, because the parameters employed were intended to extend the analyses of the results of academic activity (frequently based on publication outputs) to its educational impact and the quality of health care to patients. This evaluation program, and the resulting focused investments, have played an important role in boosting morale in the academic community by offering the right combination of pressure and incentives to allow dramatic improvement in productivity. The implementation of the evaluation method proposed here should, thanks to its objective approach, free Deans and managers of the usual political issues involved in decision-making