José A, de la Peña-Celaya, Jocelyn, Aguilar-Luevano, Luisa Ma, Alcivar-Cedeño, José L, Álvarez-Vera, Irene, Anaya-Cuellar, Erika, Añorve-Hernández, Luara L, Arana-Luna, Luis, Arteaga-Ortíz, Pamela E, Báez-Islas, Luisa I, Banda-García, Ramón A, Bates-Martín, Dafne Itzel, Campa-Monroy, Mariela, Cardiel-Silva, Ángel de Jesús, Castillo-Salas, Xóchitl, Cota-Rangel, Guillermo, Díaz-Vargas, M Eugenia, Espitia-Ríos, Patricia, Estrada-Domínguez, Denisse, Fermín-Caminero, Alinka, García-Camacho, Carolina, García-Castillo, Katheryn B, Garzón-Velásquez, Carlos, Gil-Rondero, Lidia V, Guerra-Alarcón, Ana K, Hernández-Colín, Eleazar, Hernández-Ruiz, Areli E, Hernández-Alcántara, Silvia A, Hernández-Cervantes, Wilfrido, Herrera-Olivares, Gregorio, Ignacio-Ibarra, Sergio I, Inclán-Alarcón, Faustino, Leyto-Cruz, Juan P, Macías-Flores, Andrea Martínez-de la, Vega, Mario Alberto, Martínez-Ramírez, Jorge, Martínez-Coronel, Jesús Emanuel, Medina-Coral, Lizeth, Meza-Dávalos, Leire, Montoya-Jiménez, Alba, Morales-Hernández, Elizabeth, Morales-López, Javier de Jesús, Morales-Adrián, Maricruz Morales-de, Azcué, Aldo, Mújica-Martínez, Juan L, Murillo-Cruz, Jéssica, Nájera-Martínez, Iris Mabel, Narváez-Sarmiento, Lorena, Nava-Villegas, Marco A, Nava-Alpide, Juan J, Orellana Garibay, Ma Teresa, Palafox-Zaldívar, Orlando G, Palma-Moreno, Eugenia P, Paredes-Lozano, Ma Luisa, Pedraza-Colín, Juan M, Pérez-Zúñiga, Alejandra B, Pérez-Lizardi, Flavio, Rojas-Castillejos, Eduardo, Romero-Martínez, Hilda, Romero-Rodelo, Josué, Ruiz-Contreras, Azucena, Saavedra-González, Erick, Saucedo-Montes, Luis G, Silva-Michel, Karina, Silva-Vera, Óscar, Teomitzi-Sánchez, Fredy, Tepepa-Flores, Yanet, Ventura-Enríquez, Atenas, Villela-Peña, Shendel P, Vilchis-González, Nidia, Zapata-Canto, Pedro A, Zárate-Rodríguez, and Martha, Alvarado-Ibarra
To identify this increasingly common pathology, known as multiple myeloma (MM), it is necessary to refer to the specific factors that characterize it; to this end, the classic criteria known as CRAB (hyperkalemia, renal failure, anemia, and lytic lesions) are available, in which renal failure is one of the most frequent complications. Recently, three indisputable biomarkers have been described for the diagnostic support for MM, which are: more than 10% of clonal plasma cells in bone marrow or, a biopsy that corroborates the presence of a plasmacytoma, light chain ratio ≥ 100 mg/dL and more than one focal lesion on magnetic resonance imaging. A differential diagnosis for plasma cell leukemia, solitary bone plasmacytoma, and extramedullary plasmacytoma should always be considered. Being this an incurable disease, a lot of research has been done regarding its therapeutic management, whose main objective is the disappearance of plasma cells and the patient clinical improvement. Melphalan was the first drug that showed a benefit in 1958 and afterward, with the addition of a steroid as a second drug, it was possible to improve response rates. Subsequently, different molecules were studied, forming multiple combinations, and achieving better rates of overall survival and progression-free survival. Years later, with the arrival of proteasome inhibitors such as bortezomib, and immunomodulators such as thalidomide and lenalidomide, an important turnaround in the disease has been seen, as deeper responses, more prolonged remissions, and improvement in the quality of life of patients have been achieved. This consensus has the purpose of integrating a group of Mexican specialists and promoting the updating of this pathology.Para identificar una patología cada vez más común, conocida como mieloma múltiple, es necesario hacer alusión de los factores específicos que la caracterizan. Para ello existen los clásicos criterios conocidos como CRAB (hipercalcemia, insuficiencia renal, anemia y lesiones líticas), siendo la insuficiencia renal una de sus complicaciones más frecuentes. Recientemente se han descrito tres biomarcadores indiscutibles para el apoyo diagnóstico del mieloma múltiple, que son: más del 10% de células plasmáticas clonales en medula ósea o biopsia que corrobora la presencia de un plasmocitoma, relación de cadenas ligeras ≥ 100 mg/dl y más de una lesión focal en resonancia magnética. Se debe tomar siempre en cuenta el diagnóstico diferencial con leucemia de células plasmáticas, plasmocitoma óseo solitario y plasmocitoma extramedular. Al ser una enfermedad incurable, se ha investigado mucho en cuanto al manejo terapéutico, el cual tiene como objetivo principal la desaparición de las células plasmáticas y la mejoría clínica del paciente. El primer fármaco que demostró algún beneficio fue el melfalán en el año 1958 y posteriormente al adicionar un esteroide como segundo fármaco se logró mejorar las tasas de respuesta. Después se fueron estudiando diferentes moléculas, con las que se han realizado múltiples combinaciones, alcanzando mejores tasas de supervivencia global y supervivencia libre de progresión. Años más tarde, con la llegada de los inhibidores de proteosoma como el bortezomib, así como de los agentes inmunomoduladores como la talidomida y la lenalidomida, se presenta un giro importante en la enfermedad, ya que se logran respuestas más profundas, periodo de remisiones más prolongadas y mejoría en la calidad de vida de los pacientes. Este consenso tiene la finalidad de integrar a un grupo de especialistas mexicanos y promover la actualización de esta patología.