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Los actos de Montejurra, inicialmente concebidos para recordar a los requetés muertos en la última contienda civil, se convirtieron durante el franquismo en el acto principal del carlismo. Fueron, durante esos años, los únicos actos políticos multitudinarios organizados al margen de la Iglesia y la dictadura. En 1976 sufrieron un ataque de la extrema derecha y en 1977 fueron prohibidos. Iniciada la nueva democracia, tuvo lugar la celebración del acto de Montejurra de 1978, en la que se pudo celebrar de manera legal tanto el acto religioso como el acto político, con el Partido Carlista legalizado y Carlos Hugo de Borbón-Parma, su líder, presente en nuestro país sin impedimentos. El objetivo de este artículo es analizar la organización y desarrollo de estos actos de Montejurra de 1978, en el contexto del Partido Carlista, que en 1977 celebró el IV Congreso y se encontraba en una época de reorganización, pero también de crisis, entre el fracaso electoral de 1977 y el próximo de 1979. Els actes de Montejurra, inicialment concedits per a recordar als requetés morts a la darrera contesa civil, es van convertir durant el franquisme en l'acte principal del carlisme. Van ser, durant aquests anys, els únics actes polítics multitudinaris organitzats al marge de l'Església i la dictadura. El 1976 van sofrir un atac de l'extrema dreta i el 1977 van ser prohibits. Iniciada la nova democràcia, va tenir lloc la celebració de l'acte de Montejurra de 1978, on es va poder celebrar de manera legal tant l'acte religiós com l'acte polític, amb el Partit Carlí legalitzat i Carlos Hugo de Borbó-Parma, el seu líder, present al nostre país sense impediments. L'objectiu d'aquest article és analitzar l'organització i desenvolupament d'aquests actes de Montejurra de 1978, en el context del Partit Carlí, que el 1977 va celebrar l'IV Congrés i es trobava en una època de reorganització, però també de crisi, entre el fracàs electoral de 1977 i el pròxim de 1979. The Montejurra Rally, initially held to commemorate the requetés (Carlist militia) killed in the final battle of the civil war, became during the Franco regime the principal act of Carlism. During this time they were the only mass political events held that were not organized by the Church or the dictatorship. In 1976 the attendees were attacked by the extreme right, and in 1977 the event was banned. However, once the new democracy began, the Montejurra Rally was reinstated and in 1978 both the religious ceremony and the political ceremony were authorized to take place following the legalization of the Carlist Party and permission being granted to Carlos Hugo Borbón-Parma, its leader, to enter Spain freely. The objective of this article is to analyse the organization and staging of these two acts at Montejurra in 1978 within the context of a Carlist Party that had held its IV Congress in 1977 and was in a period of not only reorganization but of crisis as a result of its failure in the 1977 elections and prior to those of 1979.

En el período de 1909 a 1912 las ambiciones políticas de Vázquez de Mella chocaron abiertamente con la dirección oficial del partido carlista de Feliú. Mella necesitaba un partido dócil a sus inspiraciones y orientaciones y por ello presionó violentamente al Rey carlista Jaime III acusándole de cesarismo, irreligiosidad y antitradicionalismo, y amenazándole con la escisión. Jaime III cedió y organizó el partido tal y como Mella quería. Con ello evitaba la escisión, por el momento, pero sujetaba el partido a la encubierta tiranía de Mella que pretendía en el fondo utilizarlo para formar un gran núcleo tradicionalista monárquico sin adscripción dinástica y dirigido por él.In the years 1909-1912 carlist Vázquez de Mella s politics ambitions clashed against Feliu 's official carlist direction. Mella needed a docile carlist party to realize his politic project and therefore violently pressed Jaime III -tfie carlist Kingaccusing him of ceasarism, irreligiousity and antitraditionalism, and menacing him with the scission. Jaime III ceded and organizad the party as Mella wanted. Thus avoided the scission, for the present, but subjected the party to Mella, who really pretended to use it to form a great traditionalist monarchist nucleus without dynastic attachment and directed by him.