En octubre de 1971 se realizo el VI Congreso de Arqueologia Chilena, uno de cuyos principales invitados era John Murra. Ahi escuche sus novedosos, al menos para mi, puntos de vista en los comentarios y debates originados tras cada presentacion de las ponencias. No recuerdo que opinion le merecio la mia pero supe que se refirio a ella en conversaciones con otros participantes de dicho encuentro. Lo que si constituyo una sorpresa fue la invitacion que me hiciera para conversar con el en su hotel. La hora fijada era las cuatro de la tarde. Jorge Hidalgo me advirtio que fuese puntual. Llegue media hora antes y espere en la recepcion hasta que, venciendo el nerviosismo y la timidez, a las cuatro en punto me hice anunciar. “Que suba” fue la respuesta recibida a traves del recepcionista. Golpee la puerta de su habitacion. Tras unos segundos esta fue abierta y John, saludandome con cordialidad, me invito a pasar y sentarme mientras el hacia lo mismo en la cama para ponerse los calcetines, uno de los cuales tenia un notorio agujero en el dedo gordo, y calzarse los zapatos. Nada coincidia con lo que me habia imaginado. Esperaba encontrarme con el tipico profesor universitario que habia conocido en otras universidades norteamericanas, con corbata, traje y zapatos y me hallaba frente a un personaje en camiseta, con el cinturon suelto y a pie descalzo. Tras la primera impresion, el hecho contribuyo a relajarme e iniciar una conversacion en la que las preguntas apuntaban mas a conocer mis experiencias que a averiguar mis conocimientos.Pasados ya unos treinta minutos me cuenta que planeaba reunir en Cornell a un estudiante pe-ruano y a otro chileno con el objetivo intercambiar opiniones y complementar informaciones en el analisis de aquellos aspectos propios de la cultura andina. Le interesaba especialmente la colaboracion interdisciplinaria entre la antropologia, arqueologia e historia. Franklin Pease era su candidato del Peru y me invitaba a ser el chileno.Me advirtio que llegar a Cornell no era decision solo suya. Habia que cumplir las normas de ingre-so, ser aceptado por los miembros del Comite de Admision, para lo cual tenia que presentar mis ante-cedentes, llenar formularios, tener recomendaciones y postular en las mismas condiciones que los otros candidatos a ingresar al programa de Doctorado. El financiamiento de los estudios podria obtenerlo a traves de una beca de la Fundacion Ford, institucion que estaba dispuesta a apoyar el proyecto.Acepte y cumpli con todas las exigencias so-licitadas. Durante el tiempo que duro este proceso recibi cartas muy formales de John Murra comuni-candome oficialmente los pasos en que estaba mi postulacion hasta ser, finalmente, admitido en el Departamento de Antropologia de la Universidad de Cornell. A fines de 1972 la Fundacion Ford me concedio la beca para iniciar mis estudios a partir de septiembre del ano siguiente.Llegue a Ithaca un dia 20 de agosto. Obtuve alojamiento temporal en el Pensionado Universitario, donde, por fortuna, tambien se hallaban otros chilenos que me orientaron en los pasos a seguir para matricularme, buscar vivienda y desplazarme sobre el hermoso campus de Cornell. Dias despues llegue al Departamento de Antropologia esperando encontrar al Dr. Murra. Preguntando por el conoci a Judy Willis, su secretaria, quien, con mucha amabilidad, me advirtio que para conversar con Murra debia inscribirme primero, advirtiendome que no intentara hacerlo despues de sus clases. Me anote para el dia y la hora que me sugirio. Asi pude hablar, por segunda vez, personalmente con John. La entrevista fue muy formal. Me explico que debia elegir un tutor y tras terminar el semestre refrendarlo junto a otros miembros que integrarian un Comite Academico. Tambien me informo que Franklin Pease no vendria a Cornell, lamentando que su proyecto no prosperara. John acepto ser el tutor y me matricule en los seminarios que me recomendara, entre los cuales se encontraba uno dirigido por el mismo.El seminario se realizaba en su casa. Eramos, segun recuerdo, dos alumnos regulares: Freda Wolf y yo, mas otros tres oyentes. El tema central se basaba en la lectura y comentario de la