[spa] INTRODUCCIÓN: Derivado de la discapacidad que produce la enfermedad, las personas con trastorno mental grave presentan una serie de problemas específicos como alteraciones cardiovasculares y metabólicas, que tienen un importante impacto en su calidad de vida. La mejora de la Calidad de vida y bienestar personal han de ser objetivos primordiales de las intervenciones dirigidas a esta población. Factores modificables, como tabaquismo, dislipidemia, obesidad, sedentarismo, hábitos tóxicos y el tratamiento farmacológico, en especial antipsicóticos de segunda generación, incrementan el riesgo de padecer síndrome metabólico. La prevalencia de síndrome metabólico ha sido ampliamente estudiada en pacientes hospitalizados, pero los estudios en pacientes que realizan su seguimiento ambulatorio son escasos. Los servicios de Salud Mental deberían proporcionar una evaluación estándar a sus pacientes, con el fin de detectar la presencia de problemas de salud físicos. Además de la monitorización y control de la salud física, los profesionales de Salud Mental deben promover su cuidado, mediante programas que incluyan intervenciones para la realización de modificaciones en la dieta y ejercicio. Desde la consulta de enfermería de algunos centros de salud mental se evalúa el perfil cardiovascular y metabólico de estos pacientes, lo que justifica que se lleven a cabo intervenciones sobre estilos de vida. OBJETIVO: Evaluar la efectividad de un programa de promoción de la salud física en personas con trastorno mental grave y en tratamiento con fármacos antipsicóticos, llevado a cabo por la enfermera de salud mental, en el centro de salud mental de adultos de Barajas (Madrid) y el de Santa Eulalia, de Hospitalet de Llobregat (Barcelona). METODOLOGÍA: Se realizó un Ensayo clínico aleatorio, de grupos paralelos, de 6 meses de duración. La muestra estuvo compuesta por usuarios de los dos centros de salud mental mencionados, de ambos sexos, con trastorno mental grave en tratamiento con fármacos antipsicóticos, que cumplían al menos 3 de los 5 criterios de síndrome metabólico según la NCEP ATP III. Los/as participantes se distribuyeron aleatoriamente en el grupo control o en el grupo experimental. El grupo control recibió el tratamiento habitual en consulta de enfermería, en la que se informa individualmente a cada usuario de los beneficios de un estilo de vida saludable y se fomenta que se lleve a cabo. El grupo experimental realizó el programa, de 24 sesiones de duración. RESULTADOS: de los 125 usuarios que formaron la muestra, más de la mitad de los participantes (58,4%), eran fumadores activos. La prevalencia de tabaquismo fue mayor en hombres que en mujeres (66,3% en hombres vs 44,4% en mujeres, p=0,018), detectándose una alta dependencia a nicotina en el 72,2% de los participantes. La prevalencia total de síndrome metabólico 60 % (n= 75). Solo 21 participantes (16,8%) tenían pautado tratamiento previo para la tensión arterial, 22 participantes (17,6%) tenían tratamiento para la hipertrigliceridemia y 14 participantes (11,2%) para diabetes tipo 1 o 2. A los 75 participantes que cumplían los criterios de inclusión, se les invitó a participar en el ensayo clínico y aquellos que aceptaron fueron aleatorizados a cada grupo. La muestra final quedó compuesta por 61 participantes. De éstos, 32 fueron asignados al grupo control y 29 al grupo intervención o experimental. Los resultados obtenidos tras la intervención demostraron que el programa de promoción de la salud fue eficaz a la hora de disminuir el perímetro abdominal, nivel de triglicéridos y tensión arterial diastólica, resultado también eficaz en la disminución del peso corporal y el aumento del colesterol HDL, aunque no estadísticamente significativo. Además, se observó un aumento tanto de la actividad física como de la calidad de vida muy significativo en el GI tras la realización del programa. CONCLUSIONES: Los resultados alertan de la pobre salud física de las personas con trastorno mental grave en España, revelando la necesidad de evaluar su salud regularmente y realizar intervenciones que fomenten la adherencia a un estilo de vida saludable, para prevenir desórdenes cardiovasculares y metabólicos. Las enfermeras de salud mental están en una posición óptima para realizar estas funciones, dado su conocimiento tanto de salud mental como de salud física, y su proximidad con el paciente y su familia. Deben asumir el rol de coordinadoras de cuidados y vincular a los pacientes con atención primaria para la prevención y tratamiento de las alteraciones de salud. El programa de promoción de la salud física de enfermería, ha demostrado ser eficaz en la mejora de los criterios de síndrome metabólico, el aumento de la calidad de vida de los pacientes y el incremento de su actividad física, por lo que la hipótesis planteada ha quedado demostrada. Las enfermeras de salud mental, deberían seguir realizando investigaciones sobre intervenciones basadas en la modificación del estilo de vida en personas con trastornos mentales, y liderando la coordinación de cuidados entre los Centros de Salud Mental y Atención Primaria. Dado el vínculo que mantienen con los/as pacientes, las enfermeras están en una posición ideal para mejorar el acceso de los/as pacientes con trastorno mental grave a otras intervenciones que se realicen en población general., [eng] INTRODUCTION: As a consequence of the disability caused by disease, people with serious mental illness present a series of specific problems, such as cardiovascular and metabolic alterations, that have a significant impact on their quality of life. The improvement of quality of life and personal well-being must be primary objectives of interventions directed to this population. The presence of modifiable risk factors, such as smoking, dyslipidaemia, obesity, sedentary lifestyle, toxic habits and pharmacological treatment, especially second-generation antipsychotics, contribute to the development of metabolic syndrome. The prevalence of metabolic syndrome has been widely studied in hospitalized patients but not in patients who attend community mental health centers. Mental health services should provide a standard assessment to their patients to detect the presence of physical health problems. In addition to the assessment of physical health, mental health professionals should promote patients´ care, through interventions including nutritional counselling and physical activity. In many mental health centers, nurses evaluate cardiovascular and metabolic profile of these patients, which justifies the performance of lifestyle interventions. AIM: To evaluate the effectiveness of a physical health-promoting programme in people with severe mental disorder and antipsychotic treatment, carried out by the mental health nurse, in the community mental health centers of Barajas (Madrid) and Santa Eulalia (Barcelona). METHODOLOGY: This was a 6-month randomized, parallel-group, controlled trial. Participants were recruited from this two community mental health centers. They were adults, from both sexes, with serious mental illness, between 18 and 65 years old, who had at least three of the five metabolic syndrome risk factors according to the NCEP-ATP III and were taking antipsychotic medication. Participants were randomly assigned to the control or intervention group. The control group received usual nurse-care treatment. They were individually informed about the benefits of a healthy lifestyle and were encouraged to follow it. The experimental group carried out the programme, which lasted 24 sessions. RESULTS: More than half of the participants (58.4%) were active smokers. The prevalence of smoking was higher in men (66.3% of men vs. 44.4% of women, p=0.018). 72.2% of participants had high nicotine dependence. The total prevalence of metabolic syndrome in the sample studied was 60 % (n=75). Only 21 (16.8%) participants had undergone previous blood pressure treatment, 22 (17.6%) for hypertriglyceridemia and 14 (11.2%) for type 1 or 2 diabetes. Seventy- five patients who met all inclusion criteria, were invited to participate in the clinical trial. Those who agreed to participate, were randomly assigned to each group. The final sample was composed of 61 participants. 32 were assigned to the control group and 29 to the intervention or experimental group. Post-intervention results showed that the health-promoting programme was effective in reducing weight, waist circumference, fasting plasma triglycerides and diastolic blood pressure and a less significant increase in HDL cholesterol. This trial also showed improvements on physical activity and quality of life in the intervention group. CONCLUSIONS: The results of this study warn of the poor physical health of serious mental illness patients in Spain and reveal the need to evaluate patients’ health regularly and initiate interventions to promote healthy lifestyle, in order to prevent cardiovascular and metabolic risks. Mental health nurses are in an optimal position to perform these functions, due to their knowledge about physical health and mental health problems, and their proximity to patients with serious mental illness and their families. They should assume the role of patients´ care coordinators and referral to primary care for the prevention and treatment of health alterations. The health-promoting mental health nursing programme based on lifestyle modifications is effective in reducing the risk of metabolic syndrome and improving patients´ quality of life and physical activity, so the hypothesis has been demonstrated. Mental health nurses should investigate the effectiveness of other lifestyle interventions in people with mental disorders and lead the coordination of care between mental health centres and primary care. Because of their close ties to patients, nurses are uniquely positioned to improve the access of patients with serious mental illness to interventions that the general population receives as a matter of course.