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[ES] Este artículo utiliza fuentes primarias y secundarias para proporcionar un análisis sociológico procesualde la relación entre las prácticas religiosas y las artes marciales japonesas. Problematiza el papel, dado por sentado, del budismo zen como la única influencia en el desarrollo de las artes marciales japonesas. Esta conexión esencial es inexacta y anacrónica. Las prácticas religiosas y marciales se desarrollaron como parte de procesos de sociogénesis (formación del estado) y psicogénesis (habitus) durante tres etapas clave diferentes: (1) Japón medieval (1185-1600): durante esta etapa, los guerreros (bushi) se convirtieron progresivamente en gobernantes, predominando en todo el país, haciendo cumplir la ley por la fuerza de las armas. Los guerreros avezados en el combate utilizaban prácticas esotéricas (hechizos, rituales mágicos) como parte de su arsenal psicológico para la guerra, como medios prácticos para la acción. El culto a la deidad budista Marishiten tuvo especial interés para el bushi originario de las tradiciones marciales (ryu). (2) Shogunato Tokugawa (1600-1848): la pacificación del país por la corte militar central implicó un enfoque más distante de las artes marciales por parte de los samuráis. Dentro de este entorno, el samurái actuaba como retén/burócrata cuya misión principal era mantener el orden en una sociedad estratificada y servir a su señor, algo que las prácticas zen ayudaron a incorporar en el espíritu samurái. (3) Período Showa temprano (1926-1945): esta etapa se caracterizó por una progresiva militarización de la población y por el impulso de una fuerte implicación en relación a la nación japonesa, considerada como la principal unidad (simbólica) de supervivencia. El budo(artes marciales) estaba relacionado con el shinto (que funcionaba como una "religión de estado") y encarnaba el mensaje imperial del bushido. El zen proporcionó una legitimación de la violencia para aquellos ciudadanos-soldados cuya personalidad les hacía tener inseguridades sobre matar a alguien y tener miedo a ser asesinados. [EN] This paper uses primary and secondary sources to provide a process-sociological analysis of the relationship between religious practices and Japanese martial arts. It problematises the taken for granted role of Zen Buddhism as the sole influence on the development of Japanese martial arts. Such essential connection is inaccurate and anachronistic. Religious and martial practices developed as part of processes of sociogenesis (state formation) and psychogenesis (habitus) during three different key stages: ( 1) Medieval Japan (1185-1600): during this stage, warriors (bushi) progressively became the predominant rulers across the country, enforcing law by sheer force. Warriors seasoned incombat used esoteric practices (spells, magic rituals) as part of their psychological arsenal for warfare, as practical means of action. The cult of the Buddhist deity Marishiten held special interest for the bushi originating martial traditions (ryu). (2) Tokugawa shogunate (1600-1848): the pacification of the country by the central military court implied a more detached approach to martial arts by samurai. Within this milieu, the samurai acted as a retainer/bureaucrat whose main mission was to keep order in a stratified society and to serve his lord, something that Zen practices helped to incorporate in the samurai ethos. (3) Early Showa period (1926-1945): this stage featured a progressive militarisation of people and the instigation of a strong involvement towards the Japanese nation, considered as the main (symbolic) survival unit. Budo (martial arts) was connected to shinto (functioning as a ‘state religion’) and embodied the imperial bushidomessage. Zen provided a legitimation of violence for citizen-soldiers with a personality structure that presented self-doubts on killing someone and fear of being killed. [PT] Este artigo usa fontes primárias e secundárias para fornecer uma análise sociológica processual da relação entre práticas religiosas e artes marciais japonesas. Problematiza o papel dado como certo do budismo zen, como a única influência no desenvolvimento das artes marciais japonesas. Tal conexão, essencial, é imprecisa e anacrónica. As práticas religiosas e marciais se desenvolveram como parte de processos de sociogénese (formação do estado) e psicogénese (habitus) durante três fases principais diferentes: (1) Japão Medieval (1185-1600): durante esta fase, os guerreiros (bushi) tornaram-se progressivamente os governantes predominantes em todo o país, aplicando a lei pela força das armas. Os guerreiros experientes em combate usavam práticas esotéricas (feitiços, rituais mágicos) como parte de seu arsenal psicológico para a guerra, como meios práticos de ação. O culto da divindade budista Marishiten detinha um interesse especial para o bushioriginário das tradições marciais (ryu). (2) Xogunato Tokugawa (1600-1848): a pacificação do país pela cortemilitar central implicou uma abordagem mais distanciada das artes marciais pelos samurais. Nesse meio, o samurai agia como um reserva/burocrata, cuja principal missão era manter a ordem em uma sociedade estratificada e servir ao seu senhor, algo que as práticas zen ajudaram a incorporar ao espírito samurai. (3) Início do período Showa (1926-1945): esta fase caracterizou-se por uma progressiva militarização do povo e pela instigação de um forte envolvimento para com a nação japonesa, considerada como a principal unidade (simbólica) de sobrevivência. O budo (artes marciais) estava conectado ao shinto (funcionando como uma 'religião do estado') e incorporava a mensagem imperial do bushido. O zen fornecia uma legitimação da violência para cidadãos-soldados com uma estrutura de personalidade que apresentava dúvidas sobre matar alguém e medo de ser morto.

Este artículo propone una etnografía sensorial crítica sobre la experiencia vivida al ir subido a un minicruiser (pequeña tabla de skate para pasear) por las calles de Madrid. De modo más específico, la etnografía ha tratado de registrar a partir de las propias sensaciones corporales los distintos ritmos y las atmósferas afectivas que se van experimentando al ir avanzando por la ciudad en el minicruiser. Se realizaron cuatro grabaciones mediante cámara de punto de vista de primera persona de una hora de duración cada una en cuatro zonas de la ciudad de Madrid con una morfología distintas a la que se sumó la grabación del evento Se Baja la Cabra. Además de las grabaciones, realicé un registro de mi experiencia en cada una de las sesiones mediante notas de campo. Los hallazgos mostraban puntos comunes entre algunas de las zonas, pero también grandes contrastes, como los vividos entre la zona de Arganzuela (que permitía un mayor disfrute y vivencia lúdica) y la del eje Castellana-El Prado (tremendamente hostil para el desplazamiento). El análisis de la experiencia de distintas atmósferas afectivas vinculadas a distintas zonas sirve para proponer preguntas sobre cómo las infraestructuras (la planificación de la ciudad) afecta a los ritmos y la experiencia sentida de los que se desplazan por la urbe., This paper presents a critical sensory ethnography about the experience lived while riding a minicruiser (small skateboard) through the streets of Madrid. More specifically, this ethnography has attempted to record the different rhythms and affective atmospheres that are experienced as bodily sensations when moving through the city in a minicruiser. Four recordings were made using a personal point of view camera, each lasting one hour in four areas of the city of Madrid with a different morphology, to which was added the recording of the event Se Baja la Cabra. In addition to the record-ings, I registered my experience in each of the sessions through field notes. The findings showed common points between some of the areas, but also great contrasts, such as those between the Arganzuela area (which allowed greater enjoyment and playful experience) and the Castellana-El Prado axis (tremendously hostile to displacement). The analysis of the experience of different affective atmospheres linked to different areas serves to pose questions about how infrastructures (city planning) affect the rhythms and the felt experience of those who move through the city.IntroducciónEste artículo trata de capturar la experiencia vi-vida al ir subido a un minicruiser (pequeña tabla de skate para pasear) por las calles de Madrid, gene-rando con ello una etnografía sensorial (Pink 2011) crítica sobre la movilidad en la ciudad. De modo más específico, la investigación ha tratado de registrar a partir de las propias sensaciones corporales (Csor-das 1999; Hockey 2021) los distintos ritmos (Lasén Díaz 1997; Lefebvre 2004) y, sobre todo, las atmósfe-ras afectivas (Simpson 2017) que se van experimen-tando al ir avanzando por la ciudad de Madrid en el minicruiser. Etnografías en el ámbito deportivo que impliquen el registro central de la experiencia sensorial se han centrado por ejemplo en la observación participan-te de varias artes marciales y deportes de combate tales como el boxeo (Wacquant 2004); la capoeira (Downey 2005); la lucha libre profesional (Garis 1999); o las MMA (Artes Marciales Mixtas), en estas últimas tanto en el papel de deportista (Spencer 2013) como de entrenador (Vaittinen 2017). No obstante, tales et-nografías sobre lo sensorial se han ocupado de otras disciplinas tales como la realizada de modo autoet-nográfico por Throsby (2013) sobre natación de lar-ga distancia o la producida de forma conjunta entre John Hockey y Jacquelyn Allen-Collinson (2009) sobre la carrera de fondo. El uso de vídeo para captar el sensorium marino ha sido utilizado en diversos estu-dios deportivos: por ejemplo, el de Merchant (2011) sobre submarinismo y el de Evers (2016) sobre surf, portando este último una pequeña cámara de visión personal para registrar la experiencia.De forma más directamente relacionada con el objetivo de la presente investigación, el estudio de Simpson (2017) trataba de capturar las formas en que los ciclistas urbanos ganan un sentido del medioam-biente por el que transitan mediante el registro de su experiencia sentida acerca de las atmósferas afecti-vas que emergen en y a través de sus movimientos. El autor nos mostraba como las atmósferas afectivas son el producto de combinaciones específicas y mo-mentáneas de cuerpos y materialidades en las que entran en juego no solo el presente de la interacción sino el pasado. Con el pasado se refiere tanto a dispo-siciones corporales de los agentes que se encuentran (por ejemplo, ciclistas o peatones) como a las infraes-tructuras y mobiliario, que encarnan el sistema o la cultura del transporte en ese entorno., Universidad Pablo de Olavide

Es reseña de: Dangerous Fun. The Social Lives of Big Wave Surfers. Ugo Corte Chicago : The University of Chicago Press, 2022, Universidad Pablo de Olavide

World Athletics (anteriormente conocido como IAAF) ha publicado recientemente las normas de elegibilidad para la clasificación femenina que se aplican a las pruebas de carrera desde 400 metros hasta la milla. Esta normativa ha impedido que algunas atletas de élite con DSD (Diferencia de Desarrollo Sexual) compitan o que hayan tenido que variar su prueba preferida en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Según World Athletics, el hiperandrogenismo femenino (una anomalía biológica que naturalmente produce un alto nivel de testosterona) debe ser "compensado" de alguna manera para respetar el juego limpio de la competencia. Sin embargo, tal argumento se basa en una suposición problemática: las mujeres hiperandrogénicas no son mujeres "naturales", al menos cuando se trata de competir en deportes, por lo que su condición "anormal" debe arreglarse para cumplir con los estándares. La sociología procesual de Norbert Elias ayuda a situar el caso de las deportistas hiperandrogénicas dentro de un contexto más amplio de relaciones de poder. De esta manera, vemos que el caso se vuelve problemático porque estas mujeres deportistas son percibidas como una amenaza/disrupción de una de las categorías vertebrales del deporte: sexo/género. La barrera de la testosterona es para el sexo/género lo que la barrera del color fue para la raza en lo deportivo: una estrategia disciplinaria para mantener las que se consideran como categorías deportivas "naturales" en una época determinada., World Athletics (formerly known as IAAF) has recently published the eligibility regulations for female classification that apply to running events from 400 meters up to the mile. The regulations have prevented some elite women athletes with DSD (Difference of Sexual Development) to compete or have made some of them to change their preferred running event in the 2020 Tokyo Olympics. According to World Athletics, female hyperandrogenism (a biological anomaly that naturally produces a high level of testosterone) must be in some way "compensated" to respect the fair play of the competition. Nonetheless, such argument rests upon a problematic assumption: hyperandrogenic women are not "natural" women "at least when it comes to compete in sports" so their "not-normal" condition must be fixed to meet the standards. Norbert Elias's process-sociology helps to place the case of hyperandrogenic sportswomen within a broader context of power relations. In this fashion, we see that the case becomes problematic because these women athletes are perceived as a threat/disruption of one of the vertebral categories of sport: sex/gender. The testosterone barrier is to sex/gender what the colour barrier was to race in sports: a disciplinary strategy to maintain what is considered the "natural" sports categories of a certain era., Universidad Pablo de Olavide

Index de les obres ressenyades: David MOSCOSO SÁNCHEZ y Eduardo MOYANO ESTRADA, Deporte, salud y calidad de vida