The well-known Peruvian journalist Renato Cisneros is the son of the Peruvian Military Luis Federico “El Gaucho” Cisneros; the latter one was Minister of Internal Affairs during the dictatorship of Francisco Morales Bermúdez (1975–1980), and Minister of War during the second presidential term of Belaúnde (1980–1985), in one of the toughest times of the conflict of the Peruvian government with Sendero Luminoso and Tupac Amaru; the poet José Carlos Agüero, on the other hand, is a human rights activist and the son of “Senderistas” who were trialed in an extrajudicial instance: in 1986 his father, José Manuel Agüero, and in 1992 his mother, Silvia Solórzano. Both Cisneros and Agüero have recently published texts in which they give account of the violence experienced in Perú during that time, from a very personal perspective. Again, both of them draw questions about the political activity of their parents and the legacy, the guilt and responsibilities inherited by them as their offspring. But while Renato Cisneros makes of his book, La distancia que nos separa (2016), an “autofiction novel”, José Carlos Agüero presents his text, Los rendidos. Sobre el don de perdonar (2015), like a group of “short accounts, half in between thoughts and biographical notes of a time of violence”. The difference in their emphasis is not only linked with politics and their thoughts on human rights, but is also revealed in the ways in which writing shapes their accounts, and in them, shapes their respective parents. In this article, I will analyze both narratives from the concept of “filiation narratives”, as proposed by Dominique Viart (2009) for the narratives of offspring in European, post -Holocaust literature. We will see how this type of account operates in them, drifting from the autobiographical and the fictional (Roos, 2013); how each of them resolves the problem of political inheritance and memory; and how they both create a text about recent memory and, at the same time, a particul, El conocido periodista peruano Renato Cisneros es hijo del militar peruano Luis Federico “El Gaucho” Cisneros; éste fue ministro del Interior bajo la dictadura de Francisco Morales Bermúdez (1975 – 1980) y ministro de Guerra durante el segundo gobierno de Belaúnde (1980 – 1985), en uno de los períodos más difíciles de la guerra de Sendero Luminoso y Tupac Amaru; el poeta José Carlos Agüero, por su parte, es activista de derechos humanos e hijo de senderistas ajusticiados extrajudicialmente: en 1986 José Manuel Agüero, su padre, y en 1992, Silvia Solórzano, su madre. Tanto Cisneros como Agüero han publicado recientemente textos en que dan cuenta de la violencia vivida por el Perú en aquellos años, desde una perspectiva muy personal. En ambos escuece la interrogación sobre la actividad política de los padres, y la interrogación sobre la herencia, las culpas y las responsabilidades está implícita o explícitamente plasmada en sus relatos. Pero en tanto Renato Cisneros hace de su libro, La distancia que nos separa (2016), una “novela de autoficción”, José Carlos Agüero presenta el suyo, Los rendidos. Sobre el don de perdonar (2015), como un conjunto de “relatos cortos, a media carrera entre reflexiones y apuntes biográficos de una época de violencia”. La diferencia de sus diferentes enfoques no solo dice relación con la política y la reflexión sobre los derechos humanos, sino que también se revela en las formas escriturales con que configuran sus relatos y en ellos, a sus respectivos progenitores. A continuación, analizaré ambas narrativas a partir del concepto de “relato de filiación”, propuesto por Dominique Viart (2009) para la narrativa de los hijos en la literatura europea postholocausto. Se verá cómo opera en ellos este tipo de relato entre lo autobiográfico y lo ficcional (Roos, 2013), cómo cada uno resuelve el problema de la herencia política y la memoria, y cómo ambos crean, al mismo tiempo que un texto sobre la memoria reciente, su propia fisonomía como autores