Frente al objetivo general establecido en el presente trabajo, se puede considerar que el testimonio ante notaría, como prueba anticipada, no se puede aplicar, en el entendido que al procurar la verdad de los hechos y ante la imposibilidad fáctica de que un juez pueda practicarla, no es plausible que se pudiera practicar, pues ello implicaría traspasar las fronteras de la función notarial e invadir, en consecuencia, la órbita jurisdiccional. Si bien el escenario puesto por el Consejo de Estado se daba en otro contexto, el estudio no logra contemplar con firmeza la aplicabilidad ante notarios, ya que estos no tendrían las competencias jurídicas y condiciones técnicas para dar fe de lo que se diga en el testimonio para que, ulteriormente, sea el juez quien, bajo su función jurisdiccional, determine si es simplemente un indicio, una prueba sumaria o plena prueba. Ahora, la prueba testimonial anticipada con fines judiciales permite entender también que existen criterios, reglas y principios que se deben conservar como parte integral del derecho al debido proceso. En este sentido, se concluye que el testimonio como medio de prueba, debe cumplir con todos los criterios legales y jurisprudenciales analizados en el presente trabajo, entre los que se identifica que se deben llevar a cabo bajo gravedad de juramento; que se garantice la aplicación de los principios de inmediación, concentración y contradicción; que si el testimonio no es ratificado en sede judicial durante el proceso, se entiende únicamente como prueba sumaria o como indicio; que el testigo necesariamente debe ser un tercero extraño al proceso, es decir que no represente intereses para las partes y se pueda tachar; que en el testimonio se deben exponer de forma clara las circunstancia de tiempo, modo y lugar de los hechos objeto de ulterior demanda o denuncia; y que se puedan practicar en aquellos casos en los cuales se encuentren personas gravemente enfermas. Por último, se puede concluir que la prueba testimonial anticipada con fines judiciales es un derecho constitucional que tienen las partes, pero que el mismo se debe contemplar bajo premisas y eventos específicos que, excepcionalmente (como el propuesto en el acápite anterior), se deberían contemplar para su aplicación ante notarios, siempre bajo criterios constitucionales y legales que favorezcan el debido proceso en el marco del derecho administrativo. Faced with the general objective established in the present work, it can be considered that the testimony before notary, as advance evidence, can not be applied, in the understanding that in seeking the truth of the facts and the factual impossibility that a judge can practice it , it is not plausible that it could be practiced, since this would imply crossing the borders of the notarial function and invading, as a consequence, the jurisdictional orbit. Although the scenario put by the State Council was in another context, the study fails to firmly contemplate the applicability before notaries, since they would not have the legal powers and technical conditions to attest to what is said in the testimony so that, later, it is the judge who, under his jurisdictional function, determines if it is simply an indication, a summary test or full proof. Now, the anticipated testimonial evidence for judicial purposes also allows us to understand that there are criteria, rules and principles that must be kept as an integral part of the right to due process. In this sense, it is concluded that the testimony as a means of proof, must comply with all the legal and jurisprudential criteria analyzed in this work, among which it is identified that they must be carried out under the seriousness of an oath; that the application of the principles of immediacy, concentration and contradiction be guaranteed; that if the testimony is not ratified in the courtroom during the process, it is understood only as summary evidence or as evidence; that the witness must necessarily be a third party alien to the process, that is, that it does not represent interests for the parties and can be crossed out; that in the testimony the circumstance of time, manner and place of the events subject to further demand or denunciation must be clearly stated; and that can be practiced in those cases in which people are seriously ill. Finally, it can be concluded that the anticipated testimonial evidence for judicial purposes is a constitutional right that the parties have, but that it must be contemplated under specific premises and events that, exceptionally (as proposed in the previous section), should be contemplate for its application before notaries, always under constitutional and legal criteria that favor due process within the framework of administrative law.