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We are living in a society which has become a devourer of the secrets and intimacies of others. People enjoy stripping consciences in magazines and programs. The following reflections try to uncover the importance and value of that occult zone of the human being so that the recovered respect may avoid so many violations., Vivimos en una sociedad que se ha convertido en una devoradora de secretos e intimidades ajenas. La gente disfruta desnudando conciencias en revistas y programas. Las siguientes reflexiones intentan descubrir la importancia y valor de esa zona oculta del ser humano para que ese respeto pueda evitar tantas violaciones

Rather sooner than later, the issue of mercy killing will be discussed in Spanish society. Many accept that euthanasia is a right of every citizen. Better die with dignity than live regrettably. Others believe that it never should be permitted. Is there anything an exclusively ethical perspective could teach us, and how is it to be evaluated from a religious point of view?, Más bien antes que después, el tema de la muerte digna se planteará en la sociedad española. Muchos aceptan que la eutanasia es un derecho de todo ciudadano. Más vale morir con dignidad que vivir lamentablemente. Otros creen que nunca debería permitirse ¿Qué puede decirnos una visión exclusivamente ética y cómo se valora desde una perspectiva religiosa?

One of the most repetitive teachings of Saint Paul is that Christians have been liberated of the curse of the law, but this law has not to be reduced only to certain precepts of the Old Testament already expired, but to any external rule that may affect our freedom. How to understand this doctrine, which are its consequences and how to apply it at this moment? That is what these reflections intend., Una de las enseñanzas más insistentes de san Pablo era que el cristiano había sido liberado de la maldición de la ley. Pero esta ley no hay que reducirla solo a determinados preceptos ya caducados del Antiguo Testamento, sino a cualquier norma externa que afecta a nuestra libertad. Cómo entender esta doctrina, cuáles son sus consecuencias y cómo aplicarla en la actualidad es lo que pretenden estas reflexiones.

El consentimiento informado se podría definir como el proceso constante y gradual por el que el médico capacita al paciente, con la debida información, para someterse o negarse a determinados procedimientos diagnósticos o terapéuticos de acuerdo con su propio parecer. Si se acepta la dignidad y autonomía de la persona para orientar su vida y darle un proyecto a su existencia, hay que reconocerle también el derecho a intervenir en los problemas que atañen a su salud. ¿Cómo valorar éticamente esa posibilidad? ¿Bajo qué condiciones sería plausible facilitar al enfermo el acceso a la información sobre su propio diagnóstico y tratamiento? Este artículo se asoma a una problemática que cada vez tiene más repercusión social e intenta inspirar criterios de actuación.

La teología moral ha sido una de las más sensibles desde que la Iglesia contemporánea empezara a andar al socaire del Vaticano II. En esta aportación de López Azpitarte se propone una síntesis de los temas que han afectado a la moral fundamental en ese tramo. El autor está convencido de que la crisis que afecta hoy a la moral se irá superando, como sucedió con otras crisis vividas con anterioridad. La perspectiva que proporciona el tiempo mostrará que las diferencias no eran tan grandes como se sospechaban. El trabajo sincero de unos y de otros, con el sufrimiento inevitable, habrá hecho posible una nueva visión.

Se acaba de celebrar el Año Internacional de los Ancianos, organizado por las Naciones Unidas, bajo el lema “hacia una sociedad para todas las edades”. El autor nos presenta un breve resumen del libro que publicó con este motivo.

Aunque el fenómeno de la droga es un problema muy antiguo, lo que ahora alarma y preocupa es su frecuencia y extensión cada vez mayor. La lucha contra esta plaga no es fácil, pues son muchos los factores que intervienen en todo este proceso. Pero los beneficios económicos que reporta, la cultura que se nos impone en nuestra sociedad y las heridas del psiquismo humano, están condicionando mucho la eficacia de cualquier solución.

Para 1999 se ha organizado el Año Internacional de las personas mayores. Los datos sociológicos constatan el aumento generalizado de este colectivo. Es necesario, por tanto, que los que aún no han llegado a esa edad conozcan la situación interior por la que también ellos han de pasar, y que los que ya empiezan a vivirla sepan la mejor manera de afrontarla humana y religiosamente.

No es fácil mantener el amor a lo largo del camino, como lo demuestran las frecuentes crisis conyugales. Y es que el mundo afectivo es mucho más complejo de lo que a veces se sospecha. Son múltiples los factores que lo condicionan y de los que vale la pena tomar conciencia para descubrir sus posibles influjos. Por otra parte, esas mismas dificultades pueden limpiar las impurezas inevitables del amor y hacerlo más profundo y auténtico. El artículo ofrece la experiencia vivida en muchas parejas, como una ayuda a la reflexión y un estímulo para superar semejantes situaciones

El fenómeno religioso ha estado con frecuencia vinculado con el fanatismo y la intolerancia, como si el respeto a lo diferente fuese una traición a la fe recibida. La misma evangelización ha utilizado métodos para imponer sus ideas, que no siempre respetaba ciertos valores humanos. Hoy día ya no es posible, en el nombre de un Dios-amor, defender las condenas, violencias, guerras y muertes que se han dado en la historia. En el artículo se trata de señalar aquellos criterios que fomentaron la actitud intolerante para ver a continuación las razones que han conducido a un clima de diálogo y comprensión.

No se trata de recordar los múltiples atentados ecológicos que en la actualidad se cometen, sino de ver cómo se puede conseguir una sociedad sostenible que sea verdaderamente las casa de todos. Las tres exigencias básicas de la ecología: una mirada más respetuosa sobre la naturaleza; una comunicación más justa y fraterna entre los países y las generaciones; y una dimensión más ascética de la existencia, constituyen también auténticos valores cristianos.

La última encíclica de Juan Pablo II es un pequeño tratado de moral fundamental, que intenta llamar la atención sobre las posibles desviacio— nes que detecta en la enseñanza de esta asignatura. El artículo sitúa su doctrina en el contexto de las reflexiones actuales sobre la moral; analiza su perspectiva teológica, ética y eclesial; y hace un comentario posterior para estudiar la doctrina que condena.

En la práctica totalidad de todos los sistemas jurídicos actuales la vida se defiende como un bien social, sin que el propio individuo pueda disponer de ella. Hoy son cada vez más los que propugnan el derecho a la libre disposición de sí mismo, como una exigencia indiscutible. Desde este planteamiento, la discusiones sobre la legalización de la eutanasia se multiplican por todas partes. El artículo pretende clarificar los términos de este debate y situarlo en un contexto ético, religioso y social.

El pluralismo de nuestra sociedad impide que el influjo de la moral cristiana sea tan prioritario e influyente como en épocas anteriores. La regulación ética de la convivencia social tiene que hacerse en diálogo con otras ideología y valoraciones. El cambio supone una nueva actitud para hacer presente el mensaje cristiano, aunque provoque también determinados conflictos y dificultades.

La preocupación por los enfermos surgió en un clima de beneficencia y caridad cristiana para continuar el ejemplo y el mandato de Jesús. El hospital era la casa de acogida de todos los necesitados. Hoy la salud es un derecho de todos los ciudadanos, que se quejan del mal funcionamiento de las instituciones. Sin entrar en estos problemas estructurales, habría que fomentar ciertas actitudes personales básicas que humanicen el cuidado y la relación con estas personas.

Frente a un hecho que se va haciendo cada vez más universal y aceptado no basta sólo una postura de rechazo y condena. Como el mismo Juan Pablo II pide, se requiere un análisis más profundo de las causas que lo condicionan y favorecen. Se trata, pues, de señalar los motivos latentes en tales comportamientos y de recoger los desafíos que implican para la teología y pastoral del matrimonio cristiano

El celibato por el Reino de los cielos ha perdido hoy la estima y el aprecio sociológico que tuvo en épocas pasadas. Entre otras razones, porque la renuncia a la conyugalidad y al ejercicio del sexo, con todas las gratificaciones que comporta, se considera como un obstáculo para la maduración y equilibrio afectivo. El artículo analiza las dificultades características de este estado de vida para ver después cómo es posible llegar a esta madurez psicológica.

Hacer una valoración humana y ética del erotismo no resulta fácil, precisamente por los puntos de vista tan distintos desde los que se realiza. Antes de dar una respuesta habría que analizar las diferencias entre erotismo y pornografía para no confundir conceptos que, aunque cercanos y fronterizos, no tienen por qué identificarse. Esta diferencia podría iluminar mejor las discusiones actuales sobre la tolerancia civil y jurídica de las manifestaciones relacionadas con estos temas.

La identidad sexual supone un largo y complicado proceso, en cuya evolución puede darse una serie de disfunciones y desajustes, causantes de ciertas patologías biológicas y problemas psicológicos. Algunas terapias parecen exigir lo que se ha dado en llamar un cambio de sexo, mediante procedimientos quirúrgicos. ¿Qué nos dice la moral sobre las diferentes intervenciones técnicas?

Después de recorrer, en un artículo anterior, los principales aspectos de la doctrina de la guerra en los siglos pasados, se aborda ahora el problema en las actuales circunstancias. El mundo aparece entonces encerrado en un difícil camino, jalonado por problemas tan espinosos como la guerra convencional, la guerra nuclear, la posesión de ar mas nucleares, la carrera armamentista, la estrategia de la disuasión. Frente a todo eso, sólo una opción pacifista, solidaria y dinámica, parece acorde con las exigencias del Evangelio.

En estos días asistimos a un amplio debate público sobre la actitud de los poderes públicos y de 108 médicos ante los miembros del grupo terrorista GRAPO en huelga de hambre para reivindicar su reagrupación en una única cárcel. ¿Qué valor moral tiene este comportamiento? ¿Cuál ha de ser la actitud cristiana ante quienes lo adoptan? ¿Cómo han de actuar los poderes públicos?

El pueblo, tal y como se entiende en el artículo, tiene sus valores propios, que debería aportar a la elaboración ética de la Iglesia. Sin embargo, no existen todavía muchos cauces jurídicos para este diálogo e influjo complementario. Su voz se hace presente por otros caminos que resultan también eficaces. Cuáles son estos en concreto y cómo estar atentos a esta presencia es lo que pretenden las siguientes reflexiones.

La problemática de la familia, en toda su amplitud y complejidad, se ha convertido una vez más en centro de atención prioritario para la Iglesia en el sínodo de 1980, al que ha seguido la publicación de la Exhortación apostólica «Familiaris consortio», en donde Juan Pablo II recoge y elabora las proposiciones que le fueron elevadas por los Padres sinodales. En este artículo se estudian los principales aspectos de esta doctrina, tal como aparecieron en los debates sinodales, en las proposiciones de los Padres y en el documento pontificio. Arrancando de algunas reflexiones sobre la unción del magisterio en la Iglesia, se pasa luego revista a temas tan actuales como los métodos anticonceptivos; el matrimonio de los bautizados no creyentes, la pastoral en situaciones difíciles, etc.

Vivimos en un mundo devorador de secretos e intimidades personales y donde, con mucha frecuencia, no se mantiene el respeto debido a la dimensión más profunda y sagrada del hombre. Con el deseo de revalorizar esta actitud, y como presupuesto para la solución de los problemas éticos que se presentan en este ámbito, se hace una reflexión sobre el significado que encierra la intimidad personal y el valor humano de su descubrimiento y manifestación.

Las frecuentes manifestaciones de Juan Pablo II sobre los anticonceptivos hacen preguntarse a muchos si el actual Pontífice está exigiendo un cambio en la doctrina tal como venía siendo interpretada en círculos autorizados (incluso conferencias episcopales) a partir de la "Humanae vitae". Sin embargo un enfoque teológico de la ética sexual parece confirmar la validez de dichas interpretaciones, así como el hecho de que éstas no han sido expresamente desautorizadas.

Las nuevas técnicas en este campo han abierto una serie de posibilidades inéditas hasta el momento, que ya están siendo aplicadas en la práctica. Después de analizar las soluciones ofrecidas para los diferentes casos y las dificultades morales que contra ellas se levantan, se estudian tales técnicas para ver si es posible una valoración ética más personalista y matizada.

La ayuda que el enfermo exige y merece no debe desaparecer en los momentos finales. Son muchos los factores que ha hecho disminuir nuestra preocupación humana por las personas moribundas. Para revalorizar esta verdadera obligación, habría que tomar conciencia de la evolución psicológica del enfermo, y saber, en concreto, cómo deberíamos ejercitarla.

El tema está siendo objeto de una acalorada discusión. Son muchos los factores que entran en juego y que condicionan las diferentes posturas. El artículo pretende sintetizar los diversos aspectos del problema para acercarnos a él con una mayor seriedad y llegar a comprender mejor la complejidad del mismo. La dimensión científica, ética y política del aborto constituyen el objeto de estas reflexiones.

La posibilidad de una legislación que permita el divorcio es un tema con el que tendremos que enfrentarnos a corto plazo, en las actuales circunstancias de la sociedad española. Muchos pueden sentirse desconcertados, pensando que la Iglesia no debe admitir una legislación, que se opone por completo a su doctrina, y otros esperan esta nueva posibilidad como una exigencia moderna de cualquier sociedad libre y democrática. ¿Se trata, pues, de un derecho o de una inmoralidad? ¿Qué actitud debe adoptar el cristiano?

En el presente estudio se trata de determinar qué es lo que aporta el cristianismo de específico a la moral humana, y en qué sentido puede hablarse de una moral cristiana. El problema implícito que subyace a este planteamiento es el de determinar las relaciones entre humanismo y cristianismo, entre el aspecto profano Y social de la ética.

El tema de la homosexualidad quedaba rechazado en nuestra cultura con demasiada ligereza. Se trataba de un comportamiento perverso, patológico, que sólo merecía una absoluta condena y mucho desprecio. Últimamente se ha escrito bastante sobre el tema con el deseo de ofrecer otras perspectivas para un examen más severo y objetivo. El análisis de estos nuevos planteamientos, en un clima de diálogo y mutua clarificación, constituye el objeto de estas reflexiones.

La guerra no es una necesidad ineludible para la humanidad, por mucho que lo pretendan algunas teorías. Pero la agresividad humana tiene en la guerra una de sus manifestaciones más dramáticas. Si la legítima defensa es un principio ético que no admite discusión, a lo largo de los siglos la doctrina sobre la guerra ha pasado por diferentes alternativas. Un recorrido detallado por éstas nos prepara para descubrir la novedad radical de la guerra nuclear moderna y los nuevos planteamientos morales sobre la misma, tema que será objeto de un próximo artículo.

Las posibilidades abiertas por la técnica en el mundo de la inseminación artificial y de la manipulación genética enfrentan al hombre con nuevos problemas. La ética debe iluminar estas nuevas situaciones, evitando las posturas extremas y radicales. En esta línea, se mueven las reflexiones del presente artículo.

El tema del divorcio se está discutiendo con enorme acritud, aplaudiendo o condenando las diferentes posturas de acuerdo con la propia opción Y según la ideología personal de cada uno. Este trabajo pretende aportar algunas ideas para una reflexión sobre dos puntos fundamentales en esta discusión: la dimensión teológica del problema y su implicación en la ética política.

Las enseñanzas del magisterio han sido siempre un dato de importancia excepcional en la formación ética de la conciencia cristiana. Los conflictos existentes hoy día frente a estas enseñanzas han fomentado nuevas interpretaciones y un cierto malestar de signo diverso. Partiendo de la doctrina tradicional, se apuntan las perspectivas diferentes que explican la dosis de tensión existente y algunas condiciones necesarias para que ésta sea positiva y enriquecedora.

La cultura moderna ha hecho de la muerte un nuevo tabú. Lo mejor sería que el enfermo grave no llegara a saber su situación y muriera con la misma inconciencia e ignorancia con la que vino al mundo. ¿Constituye esta postura un ideal? El tema es analizado desde otras perspectivas para desenmarcarar las motivaciones más ocultas, que dificultan este encuentro con la verdad.

Algunos comentarios han querido ver en la Exhortación apostólica "Reconciliación y penitencia", después del Sínodo del 83, una condena del Papa contra las nuevas orientaciones en la moral y teología del pecado. El análisis de este documento intenta demostrar que no se ha dado ninguna condena de esas teorías, aunque apunta los posibles riesgos y peligros que pudieran llevar a una crisis más profunda del pecado y de la penitencia.

La imagen de la virginidad no goza hoy de una buena prensa. El hecho de haber renunciado a la más bella y profunda de las experiencias humanas podría llevar a una falta de madurez y equilibrio psicológico, cuyos síntomas se manifestarían en una serie de rarezas y comportamientos extraños, al quedar el corazón duro y reseco por una falta de riego afectivo. Cuáles son los requisitos para superar este peligro y las posibilidades latentes y reales de maduración en este estilo de vida son los temas centrales de esta reflexión.

El tema está siendo hoy discutido desde el punto de vista humano y religioso. Políticos, juristas, teólogos y el mismo hombre de la calle buscan tomar postura frente a una sola alternativa: su defensa para algunos delitos especiales o su completa abolición en cualquier caso. En el artículo se hace una breve perspectiva histórica para ver cómo nunca ha sido del todo unánime su tolerancia y, sobre todo, se analizan los diferentes argumentos utilizados en su apoyo para comprender las lagunas y limitaciones, que se constatan con más fuerza en nuestro mundo actual. La Iglesia misma está levantando su voz en pro de una actitud abolicionista.

La Instrucción sobre el respeto a la vida humana naciente, publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe. en febrero pasado, ha sido acogida con declaraciones entusiastas por parte de unos y fuertes críticas de otros sectores. El análisis del documento, que aquí se presenta, revela los aspectos positivos, que se han silenciado más de la cuenta en algunos medios de comunicación, sin ocultar tampoco los puntos más obscuros y débiles, que han provocado en muchos una cierta perplejidad. La aceptación de esta enseñanza no elimina, en algunos casos, la posibilidad de un honesto y respetuoso disentimiento.

Sin entrar en toda la problemática que hoy plantea el tema de la verdad, se pretende subrayar otros aspectos marginados en la discusión ética. Comunicarla no es sólo decir lo que se piensa. Hay que superar también el riesgo del propio engaño y, sobre todo, la tentación de creerla definitivamente conquistada, olvidando que esta búsqueda constituye una tarea lenta y dificultosa.

Las posibilidades que se abren al hombre con el avance de las técnicas son impresionantes. Pero esa misma capacidad se hace ambigua y peligrosa cuando se margina la dimensión ética de la investigación. Hoy son muchos los científicos que propugnan una rehabilitación de la moral en este terreno, aunque semejante intento no está libre de otras dificultades. El articulo pretende ofrecer algunas reflexiones para encontrar caminos de solución a los problemas que hoy se plantean.

El progreso técnico abre hoy un horizonte de esperanzas gigantescas, en el campo de la ingeniería genética, que repercutirá sin duda sobre el bien de la humanidad. Pero, al mismo tiempo, estas posibilidades dejan en manos del hombre poderes insospechados, que despiertan una serie de temores. El artículo ofrece un breve panorama sobre la importancia de estos trabajos y algunos criterios éticos fundamentales para su valoración moral.