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The article presents a singular study highlighting how oral sources can be a fundamental tool in historical reconstruction. The stage in which the study is located is that of the 70s and 80s of the 20th century and the protagonist is the National Museum of Natural Sciences. It will be shown how the data provided through interviews with Museum professionals or those related to it, once contrasted with those obtained from conventional sources (archive and bibliographic material), serve to complement and/or ratify situations of special relevance in the history of the institution. Two cases are tested, the general state of the Museum, its collections, exhibitions and research in the aforementioned period, and its reunification at the end of 1984 incorporating the Spanish Institute of Entomology, the Institute of Geology and the Museum itself into a single center., El artículo recoge un estudio singular que pone en evidencia cómo las fuentes orales pueden ser una herramienta fundamental en la reconstrucción histórica. La etapa sobre la que gira el estudio es la de las décadas 70 y 80 del siglo XX y el protagonista el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Se mostrará cómo los datos aportados a través de entrevistas realizadas a profesionales del Museo o relacionados con él, una vez contrastados con los obtenidos a partir de fuentes convencionales (material de archivo y bibliográfico), sirven para complementar y/o ratificar situaciones de especial relevancia en la historia de la institución. Se testan dos casos, el estado general del Museo, sus colecciones, exposiciones e investigación en el periodo antes mencionado, y su reunificación a finales de 1984 incorporando en un mismo centro el Instituto Español de Entomología, el Instituto de Geología y el propio Museo.

En la segunda mitad del siglo XX los museos se transformaron. El foco de interés cambió, y de estar en los objetos pasó a los visitantes, y de dirigirse a un público especializado a hacerlo a toda la sociedad. Se añade información a las piezas, incluyendo textos en etiquetas y paneles, y más tarde audiovisuales, con el objeto de favorecer una participación activa del visitante. En los museos de historia natural tuvo gran influencia la museografía de los recién creados Science Centers que carecían de colecciones, y utilizaban las nuevas tecnologías para acercar al visitante al mundo de la ciencia y promover su participación. En el Museo Nacional de Ciencias Naturales se inició, a finales de los 80, una remodelación arquitectónica acompañada de una transformación museográfica y organizativa. Se realizaron nuevas exposiciones permanentes que trataban de explicar los procesos de la naturaleza en lugar de abordar el enfoque taxonómico y descriptivo anterior. Se inició un dinámico programa de exposiciones temporales, algunas de gran impacto mediático y de público como “Dinosaurios”, con grandes reproducciones a escala, modelos animados, equipos interactivos y el lema, “Prohibido no tocar”. En 1992, con muestras temporales de producción propia, se comenzó un programa de exposiciones itinerantes. Al mismo tiempo se produjo una reorganización interna del Museo. Se crea una nueva Vicedirección, la de Exposiciones y Programas Públicos; se separan las colecciones de los departamentos de investigación y se pone en marcha la Vicedirección de Colecciones. Quedó así fijado el nuevo organigrama con tres vicedirecciones responsables de cada uno de los objetivos que según ICOM deben caracterizar a un museo: investigación, conservación y divulgación. Por su parte, el Museo del Instituto Geológico y Minero de España se instaló en la gran sala que ocupa desde 1926, con colecciones geológicas formadas desde la fundación de la institución, en 1849, para los trabajos del levantamiento del m

La instrumentación científica y técnica, por su valor cultural y patrimonial, es parte significativa de la historia material de la humanidad y debe ser conservada y protegida para las generaciones futuras. Este material permite una comprensión más profunda del marco en el que se han desarrollado las teorías y descubrimientos científicos a lo largo del tiempo. Conocerlos nos acerca a entender mejor cómo los científicos trabajaban en el pasado y cómo, en muchos casos gracias a su empleo, se ha construido conocimiento científico. Pueden ser utilizados para enseñar y divulgar, y, además, ser fuente de inspiración para la innovación técnica del presente y del futuro. La correcta conservación de estos objetos en una colección científica también incluye la conservación de la documentación que justifica su pertenencia a la misma. Sin embargo, con el paso del tiempo es frecuente que los rastros documentales puedan desaparecer, máxime cuando la sensibilidad hacía la preservación del patrimonio no ha tenido siempre la misma atención e importancia. Recuperar la vinculación entre procedencia de la pieza e ingreso en una colección es vital. Este ha sido el objetivo principal en el caso que nos ocupa, el del legado Castellarnau en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN). Joaquín María de Castellarnau (1848-1943), ingeniero de montes, naturalista, micrógrafo y profesor, mantuvo fuertes vínculos con el MNCN, lo que le llevó a legar parte de su instrumental científico a esta institución. Este importante conjunto de piezas llegó al Museo en 1944 por decisión testamentaria del propio Castellarnau. El reconocimiento correcto de los instrumentos legados ha supuesto un reto. Por una parte, no existe un registro original suficientemente descriptivo del legado; por otra, errores en publicaciones y catálogos han dificultado también el proceso. De los 47 elementos legados, hemos identificado 11 que actualmente se conservan en la Colección de Instrumentos Científicos Históricos del MNCN

En este período España elabora su primera ley de ciencia, se incorpora a la Unión Europea y define prioridades de investigación. Un actor importante durante estos años es el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), convirtiéndose en el organismo público de investigación más grande de España y uno de los más importantes del mundo. Para conocer las experiencias e ideas de las personas a cargo de este organismo durante esos 20 años, se realizaron encuentros con los presidentes en la Residencia de Estudiantes. Este libro presenta los aspectos más significativos de las conversaciones con José Elguero, Enric Trillas, Emilio Muñoz, Elías Fereres, José María Mato y César Nombela. Se incluyen, además, entrevistas con Rosa Menéndez y Rafael Rodrigo, responsables de gestión científica cuando tuvieron lugar los encuentros. Las conversaciones permitieron repasar aspectos biográficos, problemas y oportunidades de sus mandatos, relaciones con Europa y el resto del mundo, la situación actual de la ciencia y su papel en el progreso y bienestar de la sociedad, aventurando prioridades para una ciencia futura.

[ES] La teoría de la formación de imágenes en el microscopio propuesta por Ernst Abbe supuso un cambio en el enfoque científico sobre el que se apoyaba la microscopia. La teoría contó con muchos detractores, sobre todo entre la comunidad científica inglesa, pero su nuevo enfoque supuso una revolución tecnológica en el diseño y construcción de microscopios de alta calidad, que abrieron la puerta a nuevos descubrimientos en el campo de la biología y de la medicina. Joaquín Mª de Castellarnau (1848‐1943), ingeniero de montes que realizaba estudios microscópicos de tejidos vegetales, fue conocedor contemporáneo de las ideas de Abbe y decidió divulgarlas en España mediante diversas publicaciones y cursos de formación. En sus conferencias utilizó aparatos de demostración práctica que permitían asimilar mejor algunos conceptos de la nueva teoría. El MNCN‐CSIC conserva en perfecto estado un original e inusual instrumento diseñado por Abbe que fue empleado por Castellarnau para realizar diversos experimentos que ayudaran a esclarecer los puntos más complejos de la teoría. En este trabajo se contempla, además, cómo el contexto en el que la ciencia se desarrolló en España favoreció las actividades prácticas en la demostración de nuevas teorías científicas, como fue la de Abbe de la formación de imágenes en un microscopio en las primeras décadas del siglo XX.

Había sed de conocimiento. Eran tiempos de descubrimientos y exploraciones, del capitán Cook y de Alejandro Malaspina, de naturalistas como Linneo o Lamarck, tiempos en los que el planeta en toda su extrañeza y diversidad se abría como un libro ante los atónitos ojos de los investigadores y curiosos. Estaban de moda las colecciones, los gabinetes de curiosidades, las cámaras de las maravillas: las personas acaudaladas recopilaban seres naturales y objetos artísticos o técnicos procedentes de todas las esquinas del mundo con los que asombrar a sus amistades y difundir los saberes que iban creciendo tumultuosamente....

El Gabinete de Historia Natural se abrió en Madrid en 1771 en la calle Alcalá. A finales del siglo XIX se trasladó, de forma urgente y desusada, al Palacio de Bibliotecas y Museos del Paseo de Recoletos, donde sobrevivió hasta principios del siglo XX cuando se trasladó al Palacio de la Industria y de las Artes en el Paseo de la Castellana., Este libro cuenta, por primera vez, la historia de los profesores y las colecciones que compusieron la historia natural española de los invertebrados no insectos, con especial referencia a los moluscos. Se habla de los edificios del Museo, siempre compartidos, de las obras para adecuarlos y de cómo se investigaba, aportando breves biografías de los protagonistas., Un apéndice final analiza la bibliografía sobre moluscos y animales inferiores hecha en el Museo desde 1939 hasta 1985.

[EN] A museum curator is trained to manage, organize, document, conserve, disseminate and investigate collections with heritage value. This training, directed in many cases specifically to a specific type of collection, leaves in practice a wide territory that can only be conquered thanks to common sense and above all to the interest of the curator in question. It is very common for those responsible for collections to be experts who see their daily work compromised with a multitude of queries from the most varied fields and on the most diverse issues. Not only do they have to solve issues in their area of knowledge, but they also have to face others who, coming from a general public, put their professionalism and character to the test. This story aims to describe this surprising part of the conservators’ work, taking as an example what he experienced by the persons in charge of a public collection of insects between 1990 and 2006, the Entomology Collection of the National Museum of Natural Sciences., [ES] Un conservador de Museos se forma para gestionar, organizar, documentar, conservar, difundir e investigar colecciones con valor patrimonial. Esta formación, dirigida en muchos casos de manera específica a un tipo concreto de colección, deja en la práctica un amplio territorio que solo puede ser conquistado gracias al sentido común y sobre todo al interés del conservador en cuestión. Es muy habitual que los responsables de colecciones sean expertos que ven comprometido su quehacer diario con multitud de consultas desde los más variados ámbitos y sobre las más diversas cuestiones. No solo tienen que resolver temas de su área de conocimiento, sino que deben enfrentarse a otros que, viniendo de un público generalista, ponen a prueba su profesionalidad y carácter. En este relato se pretende describir esa sorprendente parcela del trabajo de los conservadores tomando como ejemplo lo vivido por las responsables de una colección pública de insectos entre los años 1990 a 2006, la Colección de Entomología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

En 1907, la creación de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas inició una etapa inédita y fértil de actividad cultural y científica en España. Se trataba de una institución innovadora que promovió el reforzamiento de institutos ya existentes y la creación de nuevos laboratorios, así como el fomento de estancias de aprendizaje en el extranjero mediante pensionados. Es en este contexto donde surge la preeminente figura de Antonio de Zulueta y Escolano, cuya trayectoria vital y científica está íntimamente ligada al Museo Nacional de Ciencias Naturales. En esta institución ordenó y custodió las colecciones, impartió la docencia como profesor del “Curso Práctico de Biología” e investigó en el “Laboratorio de Biología”.Aquí realizó los estudios con el escarabajo Phytodecta variabilis, que le llevaron en 1925 a demostrar que el cromosoma Y tenía genes que se transmitían a la descendencia. Este descubrimiento le permitió entrar en contacto directo con los principales investigadores en genética del momento, como Thomas H. Morgan, Theodosius Dobzhansky o John B. S. Haldane, convirtiéndole en una figura reconocida mundialmente, y siendo su presencia requerida en todos los congresos de genética de la época. Su labor investigado- ra y docente continuó de forma ascendente en el Museo hasta la Guerra Civil. Después,lamentablemente, fue inhabilitado temporalmente y se le relegó al ostracismo, una gran injusticia que truncó, no solo la brillantez de su carrera científica, sino la posibilidad de que España pudiera continuar a la vanguardia de los estudios de genética por mucho tiempo (prueba de ello es que, ante la penuria existente, Zulueta recomendase a Francisco J. Ayala realizar su tesis doctoral con Dobzhansky fuera de España). El Museo Nacional de Ciencias Naturales y España deben a Antonio de Zulueta la admiración y reconocimiento merecidos. Sirva este libro para recordar y reivindicar su figura como pionero de la genética española y mundial y uno d

La Colección de Instrumentos Científicos Históricos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) se compone de piezas de diversa tipología, objetos cuya razón de ser es la propia institución de la que proceden. Es por tanto una colección patrimonial donde conviven objetos complejos como microscopios, barómetros, electrómetros o cámaras fotográficas, con piezas más sencillas, útiles en el quehacer diario del investigador, como diverso material de laboratorio, balanzas, termómetros, u otras adecuadas a las labores de muestreo en el campo, martillos, mangas entomológicas, escopetas… Las piezas más antiguas de esta colección se remontan al siglo XVIII y formaban parte del Real Gabinete de Historia Natural. No obstante, la mayoría de la colección está compuesta por instrumental del siglo XIX y XX procedente del mismo MNCN y de centros de investigación que estuvieron ligados al mismo. Por esta razón conservamos piezas cuyo origen es el Instituto de Radioactividad, el Instituto Nacional de Geofísica, el Instituto Lucas Mallada de Investigaciones Geológicas o el Instituto Español de Entomología, entre otros. Algunos de estos objetos han sido incorporados mediante donaciones, como la del ingeniero de montes Joaquín María de Castellarnau, o la del material de campo utilizado por el geólogo José Royo Gómez., La nueva catalogación está adaptada a las necesidades de la colección. Consta de 27 campos y nos proporciona información sobre la identificación de la pieza: número, nombre, ubicación y procedencia, estado de conservación actual y necesidades que demanda su mantenimiento futuro. Permite la gestión de las restauraciones y servicio de préstamos para exposiciones u otras necesidades que se crean oportunas. El conocimiento de las piezas se extiende también a la incorporación en la base de datos de bibliografía, específica y general para cada pieza, y a las correspondientes referencias de archivo localizadas. El acceso a los documentos, en formato digital y en papel es útil tanto para la gestión diaria de la colección como para la puesta en valor de su aprovechamiento como conocimiento científico., Este catálogo es una relación a fecha de enero de 2022 y pretende ser un instrumento de consulta rápida que nos permita una mejor gestión de la colección. Contiene los campos que son fundamentales para la identificación de cada pieza y su ubicación. Estos campos son: nº de inventario, denominación, ubicación, datación (fecha y lugar de fabricación), familia, procedencia, otros nº de catálogo, descripción, accesorios, nombre del constructor, materiales de los que está compuesta la pieza, dimensiones, notas y fotografía. No se incluye, por no ser objetivo de esta presentación, la información relativa a restauraciones, exposiciones, bibliografía, notas de conservación, y otros campos de información precisa de cada una de las piezas., Es una foto fija del estado de la colección y recoge una parte del trabajo realizado desde enero de 2020 a enero de 2022. La catalogación de un bien patrimonial como el nuestro, en continuo movimiento, no se termina. Su actualización es un proceso en permanente elaboración, del que depende cualquier actuación futura sobre la pieza.

La Colección de Bellas Artes y Artes Decorativas del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) se compone de piezas heterogéneas que pueden agruparse de forma general en mobiliario, pintura, escultura, medallística, material de trabajo o artes decorativas. La temporalidad de estos bienes abarca un periodo que se remonta al siglo XVIII, en el que encontramos piezas como la Mesa de Manila o las piedras bezoares, y se extiende hasta principios de siglo XXI, gracias a la incorporación de pinturas contemporáneas como los retratos de Emiliano Aguirre e Ignacio Bolívar. Se puede decir, por tanto, que esta colección representa una visión general del Museo a lo largo de 250 años de historia. Este catálogo es fruto de un trabajo iniciado en 2020 que comenzó con la elaboración de un inventario y la asignación de una nueva numeración seguida, a partir de 0001, a las piezas de la colección. A continuación se diseñó una base de datos1 y se definieron una serie de campos (datación, procedencia, descripción, etc.) que componen la ficha de catalogación de las piezas. Se trataba de un trabajo necesario pues hasta este momento no se había realizado un inventario de estas características y una catalogación individualizada de gran parte de las piezas de la colección. El trabajo de inventario y catalogación ha permitido confirmar que la colección está formada por una compleja diversidad de bienes, de distintas características, épocas y procedencias. La investigación individualizada de cada elemento, su datación, y en definitiva su estudio y catalogación, han permitido conocer la historia de muchas de estas piezas, que en conjunto, han tejido la historia del Museo. No obstante, las colecciones son un elemento vivo cuyo inventario nunca puede darse por concluido. Este catálogo refleja el trabajo realizado hasta enero de 2022, quedando abierto a las incorporaciones y actualizaciones que se realicen en un futuro., El catálogo está compuesto por fichas individuales de cada objeto, en el que se indica su número de inventario, una descripción y datos específicos que ayudan a contextualizarlo y ubicarlo en el MNCN. Sin embargo, no aparecen todos los campos con los que cuenta la base de datos, pues se ha optado por presentar la información más sustancial de cada objeto y sirva así como elemento de referencia para la gestión de la colección. La ficha de cada pieza se divide en varios apartados:  En el encabezado se indica la denominación del objeto y su número de inventario.  En primer término, aparece la información general que ayuda a contextualizar la pieza (clasificación genérica, procedencia, forma de ingreso), su ubicación y su estado de conservación, junto a una imagen.  A continuación, los datos específicos que referencian su identificación (autor, fecha, lugar, técnica, materiales) y las dimensiones del objeto.  El siguiente apartado corresponde a su descripción.  Una tabla recoge otros números de catálogo que pueden haber sido asignados a los objetos.  La ficha finaliza con un apartado de notas en donde se consignan datos merecedores de nuestra atención pero que no disponen de un campo específico.

El Gabinete de Historia Natural se abrió en Madrid en 1771 en la calle Alcalá. A finales del siglo XIX se trasladó, de forma urgente y desusada, al Palacio de Bibliotecas y Museos del Paseo de Recoletos, donde sobrevivió hasta principios del siglo XX cuando se trasladó al Palacio de la Industria y de las Artes en el Paseo de la Castellana. Este libro cuenta, por primera vez, la historia de los profesores y las colecciones que compusieron la historia natural española de los invertebrados no insectos, con especial referencia a los moluscos. Se habla de los edificios del Museo, siempre compartidos, de las obras para adecuarlos y de cómo se investigaba, aportando breves biografías de los protagonistas. Un apéndice final analiza la bibliografía sobre moluscos y animales inferiores hecha en el Museo desde 1939 hasta 1985

Using the Sixth International Congress of Entomology (Madrid, 1935) as an example, we present a representative case of science as a social construct and its importance to the history of the winning side of a war to construct a memory that supports its own version of events. The Congress was held prior to the Spanish Civil War (1936¿1939); however, the proceedings were not published until 1940. An examination of the proceedings and of archival documents show the exclusion of contributions initially intended for publication, particularly those by Spanish entomologists who were politically aligned with the Second Spanish Republic, the losing side, and who, as a result, suffered reprisals after the military conflict. These documents suggest that their contributions were rejected for reasons unrelated to their scientific investigations but due to the political inclinations of the editor.

El Museo Nacional de Ciencias Naturales alberga un conjunto de medallas de gran valor histórico en su Colección de Bellas Artes y Artes Decorativas. Una de ellas es la correspondiente a la Exposición Nacional de Minería de 1883, entre las 80 medallas de oro que se entregaron como premio en el evento, y que constituye la más antigua de la colección. En este artículo os acercamos a esta fascinante pieza mostrando la importancia que tuvieron estas exposiciones a nivel nacional e internacional en el siglo XIX para la difusión de las innovaciones científicas y técnicas del momento.

[EN] The Minerals Collection of the National Museum of Natural Sciences (Madrid, Spain) has its origins in the Royal Cabinet of Natural History, created from Pedro Franco Dávila’s own collection. Since its foundation, many geologists have worked in the institution, contributing to the progress of Geology among other related disciplines and the conformation and study of the Museum’s collections. In this article, we present a brief historical overview through the collection’s origins and the impact of the National Mining Exhibition of 1883, which awarded the Museum with several prizes in different categories. It is precisely with the study of one of these awards, recently incorporated in the MNCN’s Fine Arts Collection (Medalla de Oro al Mérito, MNCN-BA0001), from which the story of the Museum’s participation in the exhibit has been written., [ES] La colección de Minerales del Museo Nacional de Ciencias Naturales tiene su origen en el Real Gabinete de Historia Natural, a su vez creado a partir de la colección de Pedro Franco Dávila. Desde su fundación muchos han sido los geólogos que han desarrollado su actividad investigadora en la institución, contribuyendo todos ellos al avance de la geología, otras disciplinas relacionadas y, por supuesto, a la conformación y estudio de las colecciones del Museo. En el presente trabajo se expone un breve recorrido histórico por los orígenes de la colección y el impacto que supuso la celebración de la Exposición Nacional de Minería de 1883 que distinguió al Museo de Ciencias Naturales con varios premios en distintas categorías; es precisamente a partir de uno de estos premios, catalogado recientemente en la Colección de Bellas Artes del MNCN, la Medalla de Oro al Mérito (MNCN-BA001), a partir del cual se ha construido el relato sobre la participación del Museo en el evento.

Hemos identificado y compilado biografías científicas de 54 mujeres pioneras relacionadas con el CSIC como investigadoras o en formación de post-grado, durante los años 1940-1975 (microbiólogas, zoólogas, paleontólogas y geólogas). Otras 16 mujeres asociadas con el Instituto José de Acosta como apoyo a la inestigación y administración, biblioteca y archivos. Incluyendo también a las primeras 20 mujeres geólogas que fueron becarias de la Fundación Juan March (1957-1981).

La obra presenta un relato del devenir del Museo Nacional de Ciencias Naturales desde el término de la guerra civil española hasta mediados de los años ochenta. Un museo que, tras sobrevivir con muchas carencias a un largo periodo de casi medio siglo, inició una transformación que para muchos significó un renacer del mismo. Con el propósito de ofrecer una narración desde múltiples vertientes, se ha contado con expertos de diversas áreas y especialidades. Cada uno de los temas abordados, se muestra cómo fue aquel museo desde la particular visión de los autores y de su personal relato, formando un conjunto que expone una parte hasta ahora apenas conocida de los 250 años de historia del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Este libro es resultado de un proyecto de investigación del Grupo de Documentación e Historia de las Ciencias Naturales en España del MNCN. El periodo de la historia del Museo abordado en este trabajo ha sido muy poco estudiado y es prácticamente desconocido, tanto para los especialistas como para el público en general. Comienza tras la guerra civil con la segregación del Museo en tres institutos de investigación y finaliza tras su reagrupación en el año 1984. Los tres centros, el Instituto José de Acosta de Zoología, el Instituto Español de Entomología y el Lucas Mallada de Geología, compartieron sede con el Museo y en muchas ocasiones también equipo directivo y personal, por lo que la historia de las cuatro instituciones se entrecruza continuamente en este periodo. La obra compone un mosaico relatado a través de 13 capítulos y 16 investigadores que aportan su visión personal sobre diversos aspectos del devenir de la institución. Se destaca la labor de científicos relevantes, la evolución de las colecciones y las exposiciones realizadas, así como el declive y los proyectos frustrados, entre otros, los de ampliación del Museo o la construcción de una nueva sede. También se dan conocer las relaciones que el Museo mantuvo con otras instituciones a las

La obra presenta un relato del devenir del Museo Nacional de Ciencias Naturales desde el término de la guerra civil española hasta mediados de los años ochenta. Un museo que, tras sobrevivir con muchas carencias a un largo periodo de casi medio siglo, inició una transformación que para muchos significó un renacer del mismo. Con el propósito de ofrecer una narración desde múltiples vertientes, contamos con expertos de diversas áreas y especialidades, dieciséis investigadores de cinco instituciones escriben los trece capítulos que forman el libro. Así, en cada uno de los temas abordados, se muestra cómo fue aquel museo desde la particular visión de los autores y de su personal relato, formando un conjunto que expone una parte hasta ahora apenas conocida de los 250 años de historia del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Hemos localizado y biografiado a un total de 54 pioneras del CSIC como investigadoras o en formación (biólogas, paleontólogas y geólogas) pertenecientes a las sedes de Madrid de los Institutos José de Acosta y Lucas Mallada durante el periodo 1940-1975. Para el primero de los institutos también se relacionan otras 16 mujeres adscritas en las categorías de personal de apoyo a la investigación y administrativo, de biblioteca y archivo. Completamos el estudio con información sobre sus colegas contemporáneas en el conjunto del Patronato Alonso de Herrera (con 38 científicas en 1968) y en el pujante Centro de Investigaciones Biológicas (las 68 becarias y 33 científicas totalizaban el 30% de la Institución). En ambas instituciones identificamos una muestra de las investigadoras que alcanzaron puestos directivos relevantes (como consejeras de Patronato, miembros de juntas de gobierno, vicedirectoras de Instituto y jefas de sección). También reconocemos a las primeras 20 geólogas que fueron becarias en la Fundación Juan March (1957-1981), y rastreamos sus carreras profesionales en el CSIC, universidades y empresas.

La obra presenta un relato del devenir del Museo Nacional de Ciencias Naturales desde el término de la guerra civil española hasta mediados de los años ochenta. Un museo que, tras sobrevivir con muchas carencias a un largo periodo de casi medio siglo, inició una transformación que para muchos significó un renacer del mismo. Con el propósito de ofrecer una narración desde múltiples vertientes, contamos con expertos de diversas áreas y especialidades, dieciséis investigadores de cinco instituciones escriben los trece capítulos que forman el libro. Así, en cada uno de los temas abordados, se muestra cómo fue aquel museo desde la particular visión de los autores y de su personal relato, formando un conjunto que expone una parte hasta ahora apenas conocida de los 250 años de historia del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Homenaje al profesor Eugenio Ortiz de Vega, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, 1975-1984.

Conscientes de los cambios que se están produciendo en la situación de alrededor de la mitad de la población del mundo, ese casi 50 % que son las mujeres, queremos compartir con esta comunicación algunos datos que forman parte de los antecedentes del escenario actual de este colectivo en un ámbito muy concreto, el de la actividad científica.Muchos son los estudios que en las últimas décadas están dirigidos a poner en valor el trabajo protagonizado en la ciencia por las mujeres. En nuestro caso, nos hemos fijado en el colectivo de mujeres que durante los primeros 45 años del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estuvieron implicadas en la ciencia de esta institución, especialmente en las que se involucraron, entre 1940 a 1975, en las actividades de los Institutos “José de Acosta” de Ciencias Naturales, más tarde de Zoología, y del Instituto de Geología “Lucas Mallada” en su sede en Madrid.Nuestro objetivo en este trabajo no ha sido obtener una recopilación exhaustiva de estas mujeres, sino ofrecer una aproximación al panorama de aquellos años. Hemos localizado a 42 investigadoras relacionadas con el “José de Acosta” y el “Lucas Mallada”, 16 de ellas vinculadas al primero y 26 al de Geología. Ofrecemos datos de la biografía profesional de cada una de ellas, resaltando los pocos casos de las que acabaron ocupando puestos relevantes de gestión científica, como por ejemplo fue Dolores Selga Serra o Carmina Virgili Rondón. Además de estas 42 investigadoras, zoólogas y geólogas, hemos identificado en el Instituto “José de Acosta” a otras 26 que prestaron servicio como personal de apoyo a la investigación, realizado trabajos de tipo administrativo o recibiendo formación. Recordaremos, además, algunos datos sobre las mujeres del periodo inmediatamente anterior al CSIC, el de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) y complementaremos nuestro estudio con el análisis comparativo de los dos colectivos de mujeres protagonistas, l

Fruto de la Ilustración, el Museo Nacional de Ciencias Naturales se funda en 1771, por orden de Carlos III, y se inaugura al público con gran éxito en 1776. Su finalidad fue mostrar objetos y animales curiosos y raros, muchos de los cuales solo se conocían por referencias en relatos de viajeros, militares y comerciantes. Sus fondos estaban compuestos, en su mayor parte, por las fabulosas colecciones que el rey adquirió al comerciante Pedro Franco Dávila, todavía conservadas hoy, a pesar de los avatares históricos. Es probablemente el museo de historia natural más antiguo de los existentes, con casi 250 años de historia, donde se pueden admirar más de 10 millones de piezas de gran valor patrimonial, artístico y científico, así como unas 350.000 especies animales. Algunas de ellas se exhiben en el propio Museo y el resto en otros muchos museos e instituciones de toda España. En la actualidad las colecciones tienen su razón de ser, ante todo, por su interés científico, revitalizado por las nuevas técnicas de estudio y por la crisis de biodiversidad en el Antropoceno. A través de las colecciones se puede determinar cómo influyen las actividades humanas en la aparición de enfermedades y parásitos o la adaptación y supervivencia de poblaciones y especies. Las colecciones del Museo están activamente integradas en redes europeas y ofrecen a los investigadores la oportunidad de manejar datos a gran escala sobre áreas de gran diversidad. La creación de nuevas colecciones, como las de sonidos, imágenes o tejidos y ADN, ha abierto nuevos campos para el estudio y asegura el desarrollo de la investigación futura en las ciencias naturales. El lector tiene así la oportunidad, a través de estas páginas, de recorrer el rico patrimonio que proporcionan las piezas custodiadas en las colecciones de Historia Natural del MNCN, descubrir su interés científico actual y las perspectivas de futuro en un mundo tecnológico que necesitará datos de toda índole para completar el saber humano.

El grupo Historia y Documentación de las Ciencias Naturales en España del Museo Nacional de Ciencias Naturales -CSIC, ha puesto en marcha diversas iniciativas cuyo objetivo ha sido la recuperación de la memoria visual de la institución. Todas ellas se enmarcan dentro del proyecto de investigación “El Museo Nacional de Ciencias Naturales entre 1939 y 1985: de la disgregación a la reunificación en su contexto nacional e internacional” que investiga uno de los periodos más desconocidos del Museo. Con mucha sorpresa comprobamos la falta de documentación fotográfica en la fechas de nuestra investigación, de 1939 a 1985. No se han encontrado apenas imágenes y, sin embargo, seguro que hubo fotógrafos presentes en las distintas inauguraciones y que los visitantes se hicieron retratos al lado de las piezas más espectaculares o de sus animales preferidos. También es más que posible que los trabajadores, que durante todos esos años poblaron sus espacios, se retrataran en diferentes ocasiones. Con el fin de localizar estas imágenes se puso en marcha en primer lugar el concurso “Yo estuve en el Museo de Ciencias Naturales...”, con la idea también de devolver el protagonismo a sus visitantes y de promover la participación ciudadana en la reconstrucción de la historia de una institución tan emblemática como es el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Para ello se construyó la plataforma www.tuphotomuseo.es a la que los participantes podían subir sus fotografías obtenidas hasta 1990. En ella se explica el proyecto de investigación, las características del concurso y se exhibe una galería con las fotos de los participantes. Se premiaba tanto la mejor fotografía como la más antigua. Para la difusión del concurso se imprimieron posters colocados en zonas estratégicas del Museo para conocimiento de los visitantes y se realizó un plan de comunicación destinado tanto a la prensa como al mismo Museo, a otros centros del CSIC y a asociaciones científicas, como la propia RSEHN. Aunque la re

Durante el siglo XVIII el coleccionismo, además de centrarse en las Bellas Artes y Artes Decorativas como en siglos anteriores, incide, en mayor medida, en el acopio de elementos de Historia Natural (Bolaños, 1997). Esta tendencia es propia del contexto ilustrado. Ejemplo de esta actividad la encontramos en don Pedro Franco Dávila, primer director del Real Gabinete de Historia Natural (RGHN), muchas de cuyas piezas había traído de su residencia de París en época del rey Carlos III (1716-1788), quien coleccionaba también objetos pertenecientes a las Bellas Artes, incluidas Artes Decorativas (Calatayud, 1987; Franco Dávila, 1767; Villena et al., 2008). Es este el motivo de que obras que parecieran no corresponder a los fondos de un museo de ciencias naturales, se conserven en el nuestro, en concreto en la colección de Bellas Artes del MNCN, lo que constituye un valioso documento y representación del devenir histórico del MNCN.

La actividad científica desarrollada durante el franquismo, incluida la investigación en Farmacia y Ciencias de la Vida, puede ser calificada tanto de ciencia utilitaria como de ciencia nacional-católica. Los fundamentos ideológicos, radicalmente distintos a los del periodo anterior a la Guerra Civil, tuvieron unos condicionantes socioeconómicos que determinaron el énfasis en la ciencia práctica: se aceptaba la prosperidad económica que la investigación generaba, pero se desestimaba cualquier indagación científica, filosófica o moral contraria al dogma católico. El sesgo utilitario de la ciencia franquista respondía a dos necesidades del Régimen: la urgencia de desarrollo agrícola para alimentar al país y la necesidad de generar un tejido.